La Enramada

GUADALAJARA, JALISCO (05/JUL/2015).- Al Oeste del cerro potosino El Ramonal, se esconde la preciosa estancia La Enramada. Las haciendas más conocidas del municipio de Santa María del Río son: Santo Domingo, Labor del Río, Villela, El Fuerte y Pozo del Carmen, ubicada al noreste, en el valle de Armadillo, data de finales del siglo XVI, probablemente en sus inicios beneficiaba mineral del cerro de San Pedro.

Por su rico manantial tomó el nombre de Pozo, aguas que la hicieron agrícola y ganadera. Para 1660 era de Antonio Maldonado Zapata y en los albores del siglo XVIII la compró su yerno, Nicolás Torres, quien también adquirió Peotillos, al no haber descendencia heredaron las haciendas a los carmelitas, quienes llamaron a el Pozo del Carmen e instalaron un sistema de riego. Presume de un portal dórico, abrazado por macizos con seis ventanas altas. La capilla delata una esplendida cúpula octagonal, con un vano gótico por cara.

Santo Domingo se encuentra al sureste de Santa María, sitio que fue paso de ganado, posteriormente, en la intervención francesa, Jesús Ivanué compró unas tierras y construyó el primitivo casco, luego la adquirió, Juan Peña, continuó su hijo Miguel, quien al morir en 1905, la dirigió el nieto de Juan, Manuel Labastida Peña, mejorando el ganado e incrementándolo. Para 1925 fundó una ganadería de toros de lidia.

El casco, con palenque y redondel, para  realizar artísticas tientas. En sus portales dóricos cuelgan cabezas de toros y carteles de legendarias faenas. Villela, se localiza al norte de la anterior y, presume de un inspirador patio rectangular, delimitado por cuatro corredores arqueados, con columnas redondas y capiteles dóricos. Hacienda con fines ganaderos y agrícolas, en 1850 era de la familia Samaniego.

Y El Fuerte, al noreste de Villela, ostenta de un largo portal, conformado por más de una docena de arcos dóricos, en su extremo izquierdo sobresale el campanario de la capilla, de un cuerpo y cubierto en cono, su interior cuenta con jardín, comprendido por cuatro corredores y dividido por dos pasillos que convergen con una fuente circular. A un costado hay una vistosa edificación de tres pisos. Posiblemente en sus inicios fue presidio. En los comienzos del siglo XVII era de Alfonso Pérez de Bocanegra, las labores relevantes fueron los cultivos y la cría de ganado.

De Santa María nos encaminamos rumbo a San Luis Potosí, pasando el cerro Blanco nos desviamos a la derecha y enseguida de El Cascarero vimos la mesa Prieta y enseguida el casco de La Enramada, de vocación ganadera, lo primero que apreciamos fue su insólito quiosco ganadero, su zócalo, redondo y de piedra aparente, era utilizado para guardar monturas, frenos, bozales, sogas y fierros. Su diámetro es de unos ocho metros y el entrepiso fue de madera.

Una escalera con barandal de mampostería y en zigzag sube al observatorio de ganado, fue delimitado por columnas cuadradas y barbicanas, sobre las columnas, arcos en medio punto que soportaban el techo, se conservan cuatro arcos, espacio que mira a unos corralas, donde antaño bramaban hatos, toretes y vaquillas, que se iban marcando, engordando o separando. Un canal alimenta a los bebederos, donde abrevaban unos caballos.

Enseguida admiramos una troja de piedra con marco de ladrillo en su portón, rematado en arco escarzano y techo a dos aguas. A unos pasos contemplamos el patio de la casa grande, con fuente circular de tres copas al centro, al fondo el corredor de cuatro arcos en medio punto sobre columnas cuadradas, del costado derecho, dos puertas y un portón arqueado.

Del lado izquierdo del patio miramos la capilla, la puerta, dórica y en arco de medio punto, con cornisa sobria, arriba la ventana coral, vertical y con emplomado que figura la Virgen del Refugio, el cornisamento circular. En la esquina derecha se levantó el campanario, de planta cuadrada y de dos cuerpos, el primero con dos vanos arqueados por cara y el segundo con uno, cubierto por cúpula con linterna.