Sábado, 26 de Abril 2025
Suplementos | Con más de mil doscientos millones de habitantes, no cabe duda que China es el mayor mercado del mundo

Industria China, los futuros señores de los autos

Sus productos aún son vistos con desconfianza, pero el país ya es el tercer mayor productor de coches del planeta. Y va que vuela por el primer lugar.

Por: EL INFORMADOR

Con más de mil doscientos millones de habitantes, no cabe duda que China es el mayor mercado del mundo. Su clase media, estimada en poco más de 300 millones de personas, es casi del tamaño de toda la población de Estados Unidos. Por ello, cuando este gigante acelera, el mundo tiembla. Y esos asiáticos vienen acelerando su economía desde hace décadas, con su industria automotriz tomando impulso en los últimos cinco años.
El régimen comunista chino, todos lo saben, abrió sus puertas al capital privado extranjero desde hace ya varios años. Pero no totalmente. Para fabricar y vender coches en China, es necesario estar asociado con una empresa local, que detendrá, siempre, 51 por ciento de la sociedad. Como nadie quiere estar fuera de uno de los mercados de mayor crecimiento del mundo, aceptan las reglas. Hoy, empresas fuertes como Toyota, Volkswagen o General Motors, por nombrar algunas, están asociadas a marcas chinas como FAW, en el caso de las dos primeras y Wuling, hablando de GM.

Para que se tenga una idea del crecimiento de la industria automotriz china, en el año 2000 se produjeron 2´069,069 unidades, entre vehículos de pasajeros y comerciales. En 2007, China fabricó 8´882,456 vehículos, es decir, su producción creció más de cuatro veces en siete años. Sólo en 2007, comparado a 2006, la producción china creció 22 por ciento. Todo, de acuerdo con números de la OICA, la Organización Internacional de los Constructores de Automóviles.

En las calles de sus grandes ciudades, como la capital Beijing o en Shanghái, tan llenas y nerviosas como cualquier urbe occidental equivalente, hay una grande e interesante mezcla de marcas y modelos, pero la mayoría no es tan rara ante los ojos de un occidental como se pudiera pensar. A pesar de que la clase trabajadora apenas puede comprar autos chicos, casi siempre fabricados en cooperación entre una marca local y una foránea, a los chinos les encantan los autos de gran tamaño. Hay 46 marcas en total, siendo 37 chinas.
La marca líder es FAW, que es también la primera en llegar a México. La exportación de automóviles aún no es fuerte, pero los chinos comienzan a considerarla como una opción para mantener los niveles de producción actuales o, aún mejor, seguir creciendo. Hay una cierta consciencia de que hay que trabajar fuertemente en la calidad y para ello usan el ejemplo de los coreanos, quienes han hecho un gran trabajo en este sentido en los últimos años. Para ellos, los chinos se basan en la tecnología y controles de producción de las marcas asociadas a ellos. FAW, por ejemplo, tiene sociedades con Toyota, Audi, Mazda y Volkswagen.

El mercado abierto, o casi, aún es una novedad para la población local. Los chinos apenas comienzan a tener condiciones de comprar coches. Tener uno, es un símbolo inequívoco de posición social, por menor y más austero que sea el auto. Pero, claro, tener un coche de lujo es mucho mejor y una de las marcas con mejor posicionamiento es, curiosamente, Buick. Sin embargo, es muy común observar, en este gigantesco país de fuertes contrastes, a autos alemanes de súper lujo, ostentando logotipos de Porsche, BMW y Mercedes-Benz. En la capital Beijing, empero, Audi es la que se ve con mayor frecuencia y los A6 abundan incluso en lugares muy pobres, como en los alrededores de la zona de bares, restaurantes y tiendas de artesanía conocida como “Callejón del Opio”.

El auto más barato en China cuesta alrededor de 10 mil dólares, pero según algunos oriundos de Beijing, sólo en la periferia y en los pueblos son comunes. Lo que es un hecho, es que son raros en la capital del país.

Hace tres años, la gasolina costaba poco más de 3 yuanes, la moneda oficial china. Hoy, sale por 6.2 yuanes, lo que es casi un dólar, que se cotiza, en la práctica, a 6.8 ó 6.9 yuanes por la moneda estadounidense, aunque la cotización oficial esté algo arriba de los siete yuanes por dólar. El gobierno espera que el más reciente aumento del precio de los combustibles, frene un poco el consumo, lo que ayudaría a bajar la contaminación de Beijing, donde los días grises son muy frecuentes. Es difícil detener la fiebre por autos de esa ciudad de cerca de 12 millones de habitantes, que añade dos mil autos por día a su flota.

Hay una especie de sed consumista en un país que vivió tantos años bajo el freno del comunismo. Aún se ven muchos carteles con fotos de Mao Tse Tung en las calles, pero los restaurantes de de comida rápida estadounidense están tan llenos como en cualquier ciudad americana. Los chinos ya parecen apreciar más el sabor dulce y helado de los refrescos gaseosos, al aromático y caliente té de sus comidas tradicionales.

Unas por otras. Ellos importan costumbres occidentales, pero exportan productos terminados a precios bajos a todo el orbe. Hoy, en casi todos nuestros autos, hay algo hecho en China, como la computadora, los faros o las llantas. No tarda y tendremos en nuestras cocheras el coche entero hecho en la más reciente potencia asiática y mundial. Puede ser que lleguen directamente de China, en sus inmensos barcos que salen de Shanghái, Hong Kong y otros puertos. Puede ser que sean armados en nuestro país, como lo harán en un futuro cercano, con FAW. El hecho es que si los tratamos como enemigos, tendremos tanta posibilidad de perder esa guerra, que es mejor estar asociados a ellos y sacar provecho de ello, ante su inevitable supremacía.

Sergio Oliveira/Beijing

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