El niño de las melenas

GUADALAJARA, JALISCO (27/SEP/2015).- La noticia es ejemplar, por lo absurda: un kínder de Hermosillo, Sonora, regresó a su casa a un niño por llevar el cabello más largo de lo que le hubiera gustado a la directora. El chamaco tiene el nombre de Axan y su madre reaccionó a la altura de los tiempos activistas que corren: no sólo no le cortó el pelito, sino que denunció al jardín de infantes ante la SEP, la Conapred, la CEDH, la CNDH y la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas. Nomás le faltó la ONU, pero a lo mejor para cuando este texto aparezca ya lo hizo.

No se me malinterprete: por mí, Axan puede dejarse las melenas hasta los pies, como si fuera el bajista de Napalm Death. No soy defensor per se de los reglamentos escolares ni mucho menos creo que sea necesaria alguna barbaridad como que rapen al niño “para que se haga hombre” (con ese criterio de prelación en favor de los pelones, nos quedamos sin tres cuartas partes de los “role models” masculinos de la historia, desde Alejandro Magno a Jesucristo, pasando por el príncipe Netzahualcóyotl y hasta sin Ronaldinho). Lo que me preocupa es que confundamos la inconformidad de la mamá ante el reglamento de la escuela, que es idéntica a las que hemos tenido muchos otros padres de familia a lo largo del tiempo (que si les cobran cuotas irregulares, que si les ponen seis a los hijos cuando debió ser seis punto cinco, etcétera), con las luchas por los derechos humanos y civiles.

Torcerle el cuello al cisne para que el asunto parezca un escándalo de discriminación de género (porque las niñas sí pueden llevar el pelo largo y los niños no) banaliza, creo, las denuncias de verdaderas discriminaciones de género palpitantes y espantosas que se producen todos los días (mujeres que ganan menos haciendo el mismo trabajo que los hombres nomás por ser mujeres, por ejemplo, una tara social que aún no ha habido modo de abatir). ¿Es el largo del cabello o de las uñas de los alumnos uno de los problemas centrales del sistema educativo mexicano? ¿El control del largo del cabello de los nenes en un kínder es un atentado contra las garantías individuales? Me parece dudoso en ambos casos. Discutible, si se quiere, pero cuando menos dudoso. Y, francamente, en un escenario en el que tenemos horrores insondables como el incendio de la guardería ABC, los abusos de profesores contra estudiantes, los miles de niños que desertan de las aulas, el largo del copete del niño Axan suena a tema muy menor.

Los caminos de la educación están repletos de este tipo de discrepancias. Hay padres que no quieren que sus hijos usen uniforme; otros, exigen educación religiosa; unos más no quieren que les hablen de sexualidad hasta la facultad. Por lo general, con estos temas pasan dos cosas: o los padres se mantienen firmes y cambian al niño de escuela, hasta que dan con una que les satisface y comparte sus ideas, o los padres ceden y sujetan al niño a las disposiciones del centro escolar. Me temo que en ese nivel está el asunto del pelo de Axan, aunque el activismo de la madre y la inercia de las redes hayan convertido la noticia casi en asunto de Estado.

No todas las causas sociales tienen el mismo peso y no todas las personas estamos dispuestas a prestar paciencia, atención e interés a todas y cada una de ellas. Hay prioridades. Me parece perfecto que se discuta el tema de la educación. Pero al pelito de Axan le tocará el turno como en 2145, creo, y me temo que para entonces estaremos todos calvos.