Viernes, 10 de Octubre 2025
Suplementos | La poca puntería para cuajarlos es sello de la Selección

El miedo del mexicano ante el penalti

La poca puntería nacional para cuajarlos es legendaria y se ha convertido en uno de los sellos de la Selección

Por: EL INFORMADOR

La confianza del mexicano ante un penalti es a ciega; si siempre se piensa que 'la va a fallar'. EFE /

La confianza del mexicano ante un penalti es a ciega; si siempre se piensa que 'la va a fallar'. EFE /

GUADALAJARA, JALISCO (15/JUN/2014).- Una de las maneras más perfectas de calcular la edad de un mexicano consiste en escucharlo divagar acerca de su mayor trauma relacionado con la selección nacional. Si a los jugadores los tilda de “ratones verdes” podemos estar seguros de que es un cuarentón decepcionado por la catástrofe del 78 y la eliminación antes del 82. Si su mayor vergüenza es recordar a los seleccionados entonando: “El equipo tricolor tiene mucho corazón y en la cancha lo demostrará”, el sujeto es un treintón, como quien esto escribe. Si clama contra el ahogamiento en los octavos de final es que comenzó su carrera como espectador con la derrota en esa instancia en el 94 (y el 98, 2002, 2006, 2010…), y así. Como esos hijos díscolos y expertos en tirarse las muelas, romper ventanales a pedradas y reprobar hasta el examen de educación física, el equipo mexicano de futbol nos ha dado muy pocas satisfacciones y, a cambio, sinsabores suficientes como para amargar a 10 generaciones de aficionados.

Pero quizá no haya una marca tan tremenda como la que nos ha impuesto nuestra incapacidad para anotar los tiros penales. La poca puntería nacional para cuajarlos es legendaria y se ha convertido en uno de los sellos de la selección. Ahora mismo, sin necesidad de consultar al dios Google, recuerdo los fallos de Hugo Sánchez ante Paraguay; de Quirarte ante Alemania (muy doloroso porque era el ídolo chiva de mi generación, el único tapatío en el equipo mayoritariamente chilango del 86 y había anotado dos goles en el campeonato pese a ser defensa central); de García Aspe contra Bulgaria (terrible porque anotó uno antes, de manera muy solvente, pero el segundo lo voló); de Omar Bravo ante Portugal…

Parte de la leyenda de hombre bien fajado de Cuauhtémoc Blanco se nutre del hecho de que él sí anotó el penal que le tocó tirar frente a Francia en 2006, pese a que un jugador rival le estuvo mentando la madre mientras acomodaba la pelota y pese a que el portero le adivinó el disparo. Sin embargo, Blanco le pegó con tal destreza al balón que lo acomodó en la base del poste y ni el Hombre Araña lo sacaba de allí. Golazo. Esa tarde, el hijo díscolo nos dio una de nuestras pocas alegrías.

El miedo del mexicano ante el penalti se ha extendido a nuestros clubes, a los equipos de barrio, a los aficionados. No hay mexicano de pura cepa que, al ver al jugador favorito acomodarse para lanzar un penalti, no exclame en voz alta como el oráculo de Delfos: “La va a fallar, vas a ver”. Lo cual no impide que grite y se trepe a una mesa como un simio feliz si la pelota entra. Nada de eso: la seguridad de la afirmación es cabalística y expresa que quien la formula espera que suceda exactamente lo contrario de lo que vaticina: quiere el gol pero teme, porque la experiencia se lo indica, que el balón termine en las manos del portero rival o en la tercera fila de butacas.

El año pasado, en el Mundial sub 17 México disputó una serie de penales para definir la semifinal contra ni más ni menos que Brasil. Uno de los nuestros falló el cuarto disparo de la tanda pero el brasileño hizo lo propio. Acabamos por ganar 11-10.  A lo que voy es a esto: vi esa tanda en compañía de otros seis mexicanos. A cada tiro de los nuestros nos decíamos: “La va a fallar, vas a ver”. Cuando se consumó la victoria nos quedamos en silencio, ese largo silencio de quien siente que contempló un milagro. Luego, claro, gritamos y brincamos a las mesas como simios.

Tapatío

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