Ciudad del Maíz

GUADALAJARA, JALISCO (21/DIC/2014).- Entre el Cerro la Cruz y el Cañón de la Loca, de San Luis Potosí, se encuentra la atractiva Ciudad del Maíz. Por 1917, los franciscanos levantaron un convento, encabezados por el hermano Juan Bautista de Mollinedo, y lo llamaron, de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora del Valle del Maíz. De Alaquines, continuamos nuestro andar rumbo Norte, luego de Puerto de Santa Gertrudis vimos el Cerro el Flechado y pasando Los Charcos del Poniente, llegamos a Ciudad del Maíz, donde fuimos cautivados por el templo de la Inmaculada Concepción, con una peculiar portada, embellecida por dos arcos botareles, y entre ellos, la puerta principal, en arco de medio punto sobre capiteles dóricos, medias columnas de igual orden la enmarcan, arriba de la cornisa, la ventana coral, enseguida, un nicho vacio y por remate, un reloj de caratula redonda con un frontón triangular en su cresta.

Del lado derecho se adosó el campanario, de planta cuadrada y de un solo cuerpo, con dos vanos arqueados por cara y cubierto por cúpula con cruz. El marco de la puerta lateral es similar al principal, sobre la cornisa hay un nicho enconchado con San José. Del costado izquierdo del templo miramos el curato, que antaño fue convento, unas ventanas verticales con forjas se asoman a un jardín con gruesos árboles, que brindan sombra a la estatua del fundador, fray Juan Bautista Mollinedo (1817-1887). La planta arquitectónica del recinto es en cruz latina y de una sola nave, con cúpula de tablero octagonal. Un arco elíptico soporta el coro, que ostenta de órgano. Se conserva parte del bizarro retablo barroco del hermano de Asís. Un altar lateral fue advocado a la Virgen Morena, a un lado se ubica el pulpito, con elaboradas tallas. El altar principal, con cuatro columnas corintias, entre ellas un nicho con la Virgen María, arriba un frontón abierto. La primitiva iglesia fue afectada por un incendio en 1746. Por 1765, con la presencia del Visitador del Obispado de Michoacán, doctor Jerónimo López de Llergo, se optó por edificar la actual, que para 1789, contaba con tapias y las bóvedas de la sacristía y del coro.

De la parroquia, dimos unos pasos para pasear por la plaza, fuentes de tres copas animaban el kiosco de fierro, vimos dos monumentos, uno del General Miguel Barragán (1790-1836), Presidente de la República, y el otro del cura libertador. Frente a ellos, apreciamos una casona de vistoso portón, alto, con marco de cantera y volada cornisa, del costado derecho, un letrero dice: “En esta casa nació Ambrosio Rodríguez Barragán el viernes 16 de octubre de 1884, Valle del Maíz, S.L. P. La Sociedad Potosina de Estudios Históricos A, C, rinde homenaje a su socio fundador…”. Del lado opuesto de la plaza, vimos la escuela primaria, con bizarro marco en su puerta. Después, observamos la esquina de Aldama y Othón, con preciosa fachada por Aldama, dos puertas abrían a la tienda, arriba y al centro de ellas, una ventana con forja, del costado derecho, la puerta del zaguán, un tanto arqueada, las tres puertas con refinado remate.

Por último admiramos el portal del Palacio Municipal, antaño, la casa grande de la Hacienda Barragueña, que perteneció a Felipe Fernández de Lima y a Josefa Ortiz Moctezuma, conformado por siete altos arcos en medio punto, sostenidos por capiteles dóricos y columnas cuadradas, el tercer arco corresponde con el señorial marco del zaguán, arqueado, con capiteles dóricos, columnas labradas y cornisa dentada. Tres altas ventanas verticales con forja circular se asoman al portal y dos pequeñas puertas ligan con el fabuloso espacio. Arriba de cuatro gárgolas luce un sobrio cornisamento y arriba del tercer arco, hay una barbicana circular con recortes, en su centro, el escudo nacional y en la cima, un asta. La fachada lateral nos mostró, tres románticos balcones, con barandal de fierro y circular, le siguen dos ventanas verticales y con forja, abajo, tres puertas, la última tapada.