Visión crítica del caso Paulete

El caso Paulete ha sido analizado desde perspectivas políticas, jurídicas o criminalísticas en los últimos días. Pero la amplia cobertura de los hechos por parte de los medios de comunicación masiva, también merece reflexión: Cabe iniciar señalando el valor periodístico de una hecho insólito que pone de manifiesto las condiciones tan lamentables en las que se desarrollan las tareas de investigación policíaca en México. Es una muestra representativa de la ineficacia de las procuradurías y en ese sentido la cobertura resulta un aporte para la conciencia crítica de los ciudadanos. Además es una historia que permite exponer facetas de la condición humana en situaciones límite, que son siempre motivo de interés general. Es sin duda un caso atractivo cuyo tratamiento puede ser valioso e interesante.

Corresponde a cada periodista y cada casa editorial, decidir los enfoques, aspectos e importancia que se le dé al tema en el contexto de la agenda informativa. Hemos tenido un amplio mosaico de tratamientos del tema, pero en general, dada la propensión de los actores a otorgar entrevistas, se convirtió en un asunto que explotó la atracción hacia hechos desagradables de parte de la audiencia, y hasta el interés malsano. Las entrevistas pasaron de ser un asunto que relata un hecho criminal lamentable, a convertirse en presentaciones melodramáticas que buscaban elevar los niveles de audiencia explotando sentimientos. Un vicio informativo arraigado en nuestra televisión.

La frontera entre la información y la sobrerrepresentación de los hechos para explotar el morbo se rebasó. Hubo medios televisivos que hicieron una cobertura informativa profesionalmente indigna, en el sentido que pasó por encima de la dignidad, primero de la niña; que tiene derecho a ser recordada como era en vida, y sin embrago algunos medios difundieron imágenes de su cuerpo inerte. Por falta de cuidado o conocimiento se generó la idea de que la madre era culpable de un delito, cuando apenas se iniciaba una investigación, que aun está en curso.

Si bien es cierto que las autoridades dieron pie a este hecho, es evidente que es una distorsión informativa el inducir a la opinión pública a creer en una conclusión acusatoria, cuando esta no existe. Luego, como un suerte de desagravio, se dio espacio a la propia madre en entrevistas que abrieron la puerta a la alcoba y a aspectos de la vida privada de la familia, que no eran el eje central del caso. Con lo que también se afectó la dignidad de los esposos y de otros miembros de su familia, que comenzaron a recibir los efectos en su vida privada, por ejemplo la hermana de Paulete.

Así como se hace una crítica justificada a la actuación de las autoridades en el caso, hay que hacer una crítica a la forma en que se expuso el tema en los medios electrónicos. En ambos casos, hay aspectos que pueden ser un catálogo de lo que no se debe hacer en el curso de una investigación de un caso singular, y de lo que no debe hacerse al exponerlo a la opinión pública. En ambos casos se han dañado derechos legítimos y la dignidad de personas inocentes, por un afán de ganar tiempo, resolver el caso, ganar un nota y aumentar el índice de audiencia. La prisa y la superficialidad van de la mano.