Martes, 03 de Diciembre 2024
México | Por Vicente Bello

Tren parlamentario

A mata caballo… como siempre

Por: EL INFORMADOR

Pretendían los diputados federales cruzar el final del periodo ordinario de sesiones como los caballos cuando atraviesan la meta: al galope tendido; siempre en pos del registro de la fotografía.

Aprobó el pleno de la Cámara de Diputados reformas que elevan a rango constitucional la defensa de los derechos humanos; aprobó reformas al Código Penal Federal que tienen el propósito de blindar procesos electorales de dinero ilícito; aprobó reformas para crear la figura del delito del narcoterrorismo…

Así se fueron todo el día, buscando completar las 10 votaciones aprobatorias, hasta que llegaron a la discusión y aprobación de lo que será el primer reglamento de la Cámara de Diputados, a donde el ángulo más retorcido de la dictadura de los partidos políticos se asomó otra vez en San Lázaro, maquillado con sus buenas intenciones, para recordarles a los diputados su triste condición de peones, que no se pueden sacudir --como diputados en lo individual-- de quienes se hacen del control de las figuras de Gobierno del Congreso mexicano.

Desde la víspera era sabido que esta sesión --la última de lo que ha sido el primer periodo ordinario de sesiones del segundo año de la LXI Legislatura-- sería transfigurada en una carrera contra el tiempo. O también algo así como el último tramo de la travesía de un ferrocarril, a cuyos estribos se han subido en la recta final una multitud de asuntos que nunca pudieron ser desahogados en las órdenes del día de ninguna de las 41 sesiones del periodo ordinario.

Cuando había concluido todo, casi a las nueve de la noche, el presidente Jorge Carlos Ramírez Marín revelaba los datos aquellos; pero también el de las 557 iniciativas presentadas, de los cuales sólo cuajaron 74, en forma de leyes o decretos.

De septiembre a diciembre, el pleno de la Cámara de Diputados sesionó 169 horas, aprobó 62 minutas (leyes que, previamente, había aprobado la Cámara de Senadores), aprobó 172 puntos de acuerdo (exhortos que, en realidad, no son más que una suerte de llamados a misa) de 1095 proposiciones que fueron presentados. Aprobaron los diputados 11 permisos constitucionales y dictaminaron 81 dictámenes negativos.
Así concluía una sesión picada por la prisa y el frenesí que antecede al descanso de los legisladores en días de la navidad.

Entre las 10 reformas aprobadas, figuraban también las que hicieron a la ley para el Aprovechamiento de Energías Renovables, dedicada a impulsar las energías de origen no fósil, para contribuir legislativamente con el combate a la contaminación. Crearon el Consejo Nacional para el Desarrollo de la Inclusión de las Personas con Discapacidad; aunque éste apenas se convirtió en minuta; es decir, apenas se fue al Senado, como también apenas se han ido a la Cámara aquella las reformas al Código Penal Federal dedicadas a blindar los procesos electorales de dinero ilícito (plantean los diputados meter al bote a candidatos que, desde las precampañas incluso, aceptasen dinero del crimen organizado. Y apenas también la que crea el delito del narcoterrorismo).

Otra más que ha ido al Senado, para que la refrenden, es la de elevación a rango constitucional de los derechos humanos. Y una más, para no variar, que también se ha ido a Xicoténcatl: la de sancionar a las empresas que energizan bebidas con cafeína, guaraná y otras yerbas.

¿En qué estriba, pues, la efectividad de los resultados de ayer de la Cámara de Diputados, si mucho de lo que aprobó todavía tendrá que ir al Senado de la República, para que lo refrende… o lo regrese con modificaciones y vuelva a someterse a negociación y nueva votación?

Hubo un proceso legislativo que, sin embargo, sí podría situarse en el terreno de los resultados. Aunque los resultados no vayan a ser del todo agradables para los diputados y para esa función primordial del Congreso mexicano, que es la de control político.

La creación del reglamento de la Cámara de Diputados nació con el sello de la controversia. Y aunque se le aprobó en lo general y en lo particular, los diputados de la oposición petista se reservaron casi dos docenas de artículos del reglamento de marras, porque consideraron que será una norma que viola flagrantemente la Constitución, en primer lugar, y la Ley Orgánica del Congreso General.

Recuérdese que en la jerarquización de las fuentes del derecho, en primer lugar está la Carta Magna; en segundo, las leyes orgánicas (leyes secundarias); en tercero, los reglamentos.

Argumentaba el diputado Jaime Cárdenas Gracia: “Si un diputado, en lo individual, quiere presentar una iniciativa, ya no podrá hacerlo de modo individual, sino rigurosamente a través de su coordinador de grupo parlamentario, para que éste entonces la suba a la Junta de Coordinación Política y ésta a la mesa directiva.

“Si quieres promover una controversia constitucional, tiene primero que pedir autorización a la Junta. Y si ésta (cuyos integrantes no son otros que los coordinadores parlamentarios; en este caso: Josefina Vázquez Mota, Francisco Rojas, Alejandro Encinas…) no lo autoriza, entonces no se podrá plantear al pleno dicha controversia.
“En el caso de las preguntas parlamentarias, sin diputado en lo individual ya no podrá hacerlas, sino a través de la Junta solamente”.

En los hechos, se ha robustecido con el reglamento el papel autoritario de los partidos políticos, en detrimento de las atribuciones de los diputados en lo individual, que de por sí han estado groseramente acotadas desde los tiempos del presidencialismo priista aquel, que forjó el verticalismo del sistema de partidos, que terminó por trasminar la vida y las estructuras de todos los partidos políticos.

Nueve de la noche. Finalizaba el periodo ordinario. Regresará el pleno de los 400 diputados el 1 de febrero de 2010. Entre tanto, sesionará la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, con su pleno conformado por 18 diputados y 17 senadores, que anoche a las 21:53 horas se daban por inaugurados.

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