Viernes, 26 de Julio 2024
México | Por Vicente Bello

Tren Parlamentario

La letra chiquita

Por: EL INFORMADOR

Con la reforma política que aprobó la mayoría conformada por el PRI, PVEM y el PAN en el Senado de la República se conformó que el diablo siempre mete la cola en los detalles.

Muy orondos, festejaban que han aprobado una reforma “de gran calado”, y aun la tildaban de “histórica”, porque –juraban casi priistas y panistas- “empoderarán al ciudadano”, pero adentro, en su articulado, los cambios constitucionales que han prohijado estos tres partidos políticos amenazan con retroceder al país 40 años, hasta los tiempos de Gustavo Díaz Ordaz, cuando el presidencialismo más se había exacerbado y hacía transitar al país sobre los rieles de un Estado policíaco y militar.

En lo general los saldos parecían ser positivos: han creado tres figuras electorales propias de la democracia directa: consulta pública, derecho de iniciativa ciudadana, candidaturas ciudadanas, y avanzaban en la reelección de alcaldes.

De una vez pusieron en el asador a la reelección legislativa, con la intención de que diputados federales y senadores de la actual LXI Legislatura puedan entrar también, en la elección federal de 2012, en el juego de la reelección.

Cosa de escuchar  voces autorizadas de la oposición para poner la mente alerta. Después de que la asamblea plenaria del Senado hubo aprobado las reformas en lo general, vinieron las votaciones de cada uno de los artículos reservados para su discusión en lo particular.

Y entonces, en una sesión que a las ocho de la noche todavía continuaba,  senadores irrebatibles como siempre lo han sido Pablo Gómez Álvarez, Ricardo Monreal, Tomás Torres Mercado y Dante Delgado Rannauro, se pusieron a desjarretar políticamente la reforma recién aprobada.

He aquí algunos de los artículos que éstos sobre ellos trillaban, ante el silencio insondable de priistas, panistas y pvemistas, que sólo se dedicaban a escuchar y a levantar el dedo, en votación tras elección. Como en los viejos tiempos.
Cuando discutían la reserva del Artículo 73 constitucional, en la que los senadores han planteado otorgar al Presidente la facultad de la “iniciativa preferente” (dos por periodo ordinario de sesiones), Monreal preguntó por qué sólo al Ejecutivo Federal y no también al ciudadano.

Cuando hablaban de la reconducción presupuestal, barbotaba la facultad aquella que ayer han formalizado, por ley, al Ejecutivo Federal: la del derecho a vetar el Presupuesto de Egresos de la Federación.

Los senadores, con ello, han puesto un pie en la garganta de los diputados, debilitándoles todavía más su relación que han sostenido con el Ejecutivo respecto de la autorización del gasto anual. Si al Presidente de la República no le gusta el decreto del Presupuesto, que los diputados deben aprobar a más tardar los 15 de noviembre de cada año, entonces podría regresarlo a la Cámara para que ésta tenga que volverlo a aprobar, pero ya no con una votación de la mitad  más uno plenaria (251 votos), sino con dos tercios como mínimo (234 sufragios). Y, en caso de que no quiera la mayoría plenaria hacer la votación antes del 1 de enero del año en cuestión, se debería retomar el decreto de presupuesto pasado.

Hay más: en el Artículo 87 constitucional, los senadores del PRI, PAN y PVEM aprobaron la siguiente reforma: para cuando el Presidente de la República no pueda tomar protesta, los Uno de diciembre de cada seis años, ante el Congreso de la Unión, entonces podrá hacerlo ahora ante el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

“¿Qué traen contra la Constitución de Querétaro?”, preguntó Pablo Gómez. Y les restregaba? “Es una barbaridad”. Y Ricardo Monreal: “El fantasma del fraude electoral en el 2006 no los deja dormir”.

Fue entonces a asegundarlos el senador de Convergencia, Dante Delgado: “¿Y ustedes creen que así sirven a la Patria?” Y los arengaba a “tener conciencia”, a “no quedarse callados”. Y es que el debate en realidad no lo era, porque se había convertido en un monólogo. Nadie rebatía, de entre los priistas, panistas y pvemistas.

Algo similar sucedió en San Lázaro, donde, por la noche, se el dictamen en comisiones de la Ley de Seguridad Nacional, con la cual hoy, jueves, la Cámara de Diputados protagonizará políticamente en el Congreso como en este miércoles lo ha estuvo haciendo todo el día, el Senado, con la gran reforma política.

San Lázaro tendrá este jueves la minuta de la reforma política del Senado. Ayer, el presidente de la Mesa Directiva, Jorge Carlos Ramírez Marín, había adelantado que sería prácticamente “imposible” que los diputados dictaminasen y votasen en el Pleno la minuta de marras, pero abría una puerta: la posible convocatoria de un periodo extraordinario para la semana próxima, para que de una vez se le apruebe y se vaya a su periplo de refrendación por los 31 congresos estatales del país. Un refrendo requerido para todas las reformas constitucionales, y para el que sólo se requiere 17 congresos en sufragio de aprobación.

En el caso de la ley de seguridad nacional, sobre cuyo dictamen anoche pujaba la Comisión de Justicia de San Lázaro, se preveía su finiquito para esta madrugada, y enviarla de inmediato al Senado, para su refrendo. El lunes, por cierto, voces del PRI, PAN y PRD senatoriales decían que la referida ley que les enviaría Diputados no pasaría porque alentará el retorno de un Estado policíaco-militar.

Detrás de estas fintas, pervivía la versión de que sólo eran escarceos para que finalmente negociaran dos personajes poderosos: Enrique Peña Nieto, a quien la mayoría de los diputados priistas se ha subordinado, y Manlio Fabio Beltrones, que también quiere ser candidato presidencial, como Peña.

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