Sábado, 18 de Mayo 2024
México | POR LUIS ERNESTO SALOMÓN

Toma de pelo

Hace apenas unos meses el Gobierno federal se ufanaba de haber dado un paso adelante al extinguir por decreto a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro

Por: EL INFORMADOR

Luis Ernesto Salomón.  /

Luis Ernesto Salomón. /

Los monopolios que explotan privilegios son enemigos de las libertades. Hace apenas unos meses el Gobierno federal se ufanaba de haber dado un paso adelante al extinguir por decreto a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Entonces se orquestó una verdadera campaña para convencer a la opinión pública de lo malo que era y había sido el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). El Secretario del Trabajo hablaba a diestra y siniestra y los líderes sindicales increpaban de arbitrarios y violadores de la ley a los funcionarios del Gobierno.

Los procedimientos legales emprendidos llevaron a la declaración de la extinción como un hecho sólido y legal. La Comisión Federal de Electricidad tomó el control de las instalaciones. Se narraba en los medios de comunicación una historia que tenía como villanos a los líderes del SME. Se ofrecieron sistemas para liquidar a los trabajadores que lo desearan y en pocas semanas se consolidó la operación técnica y el servicio se normalizaba, a pesar de las acusaciones de sabotaje y los muchos incidentes en la red eléctrica del Valle de México. Esta decisión, en muchos aspectos histórica, tuvo un valor político para la Presidencia de la República e indirectamente para su partido. Un presidente de un partido conservador había dado un paso contra un monopolio simbólico y se especulaba que seguirían otros.

Bastaron solamente algunas semanas para que el Presidente y el Gobierno cambiaran su posición de manera radical. La política partidista orientó las decisiones del Ejecutivo, al grado que se operaron alianzas electorales con la izquierda y otros partidos que salvaron la cara en el proceso electoral en algunos estados de gran importancia, como Oaxaca y Puebla; se produjo un cambio en el equipo cercano al Presidente que afectó nada menos que las áreas de Gobierno, Comunicación, Economía y la estructura de la Oficina de la Presidencia. En el partido en el Gobierno se recibieron nuevos colaboradores de gran valor y en pocas palabras se inició el periodo final del sexenio de Felipe Calderón como Presidente, con la prioridad de mantener el poder. Estos cambios llevaron a que en una negociación insólita el mismo Gobierno que denostó al SME ahora decide darle la toma de nota como organización sindical, lo que libera los fondos para ser manejados por sus líderes, se levantó una protesta en el zócalo con una huelga de hambre; se habilitan recursos para recontratar a trabajadores de la extinta Luz y Fuerza del Centro.

En poco tiempo veremos más manifestaciones de este acuerdo en la arena legislativa, en donde se impulsarán reformas apoyadas por el Gobierno y la izquierda. Estos acuerdos por inusuales que parezcan, son parte del juego político. Lo que resulta indignante es que no se comuniquen como son y que quieran tomar el pelo a los ciudadanos con posiciones que rayan en actuaciones teatrales. Baste escuchar ahora al secretario del Trabajo, que hace unos meses denostaba a los líderes del SME y ahora representa al Gobierno que liberará fondos sindicales para estos mismos dirigentes. Qué pena que se subestime la capacidad de percepción de los ciudadanos.

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