Músicos gruperos tuvieron líos con la justicia y la censura

CIUDAD DE MÉXICO.- La música grupera representa un negocio millonario que se expande fuera de los circuitos convencionales, a pesar de que muchos de sus artistas a menudo se ven envueltos en líos con la justicia o con la censura.

Es la música grupera sin duda uno de los negocios más redondos de la industria musical actual, pues además de ser de los pocos que aún registran buenas ventas de discos, los bailes (que se realizan al menos de jueves a domingo) logran asistencias de entre 10 mil y 50 mil personas en una sola noche y la entrada cuesta entre 100 y 150 pesos; por si fuera poco, la venta de autógrafos y fotografías (entre 50 y 100 pesos) también se incluye en las ganancias de artistas de este género.

Pese al éxito de esta música entre la gente del pueblo, también tiene que enfrentarse al desprecio de un sector de la población que la califica de “naca”, aunque en las fiestas sean los primeros en pararse a bailar; asimismo, en los últimos años, el género ha tenido que lidiar con los rumores de una supuesta relación entre los artistas y el narcotráfico.

El tan cacareado vínculo entre los cantantes de música grupera y la gente que se dedica al narcotráfico es una leyenda urbana que circula desde hace muchos años en el mundo del espectáculo, por lo que la detención de Ramón Ayala y otros músicos el 11 de diciembre pasado en una “narcofiesta” en Morelos, alimenta más este rumor.

El llamado “Rey del Acordeón” fue detenido en un operativo donde la Marina intentó capturar a un capo del cártel de los Hermanos Beltrán Leyva en el Estado de Morelos. Al igual que otros artistas que en algún momento han sido acusados de actuar para narcos, el músico aseguró que desconocía quién lo había contratado. Ayala ya está en libertad, aunque sigue en investigación.


Otros casos

Hace dos años, Fernando Rodríguez Mondragón, hijo del narco colombiano Gilberto Rodríguez Orejuela, publicó el libro “El hijo del ajedrecista”, donde dio a conocer los nombres de algunos famosos que amenizaban las fiestas de la familia, entre los que destacaban Juan Gabriel y Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”.

“Para el matrimonio de mi hermano estuvieron Óscar D’ León, Ricarena y el grupo Niche en una fiesta que duró hasta las 10 de la mañana”; para el cumpleaños de mi abuela, llevaron a la cubana Albita Rodríguez; en un festejo de mi tía Amparo tocó El Gran Combo de Puerto Rico y para las fiestas de los niños, El Chavo del 8, La Chilindrina y El Profesor Jirafales”.

La respuesta de la mayoría de los implicados fue que ellos nunca habían estado ahí, aunque otros como María Antonieta de las Nieves “La Chilindrina”, aceptó haber actuado para esa familia, pero aclaró que no supo quién los contrató hasta que estuvieron en el lugar de la fiesta.
Paquita la del Barrio, reveló hace unos días que en más de una ocasión ha amenizado “narcofiestas”, pues según ella “trabajo es trabajo”.

En este año, la leyenda urbana ha tomado más fuerza sobre todo después de la detención de varios músicos por su actuación en las llamadas “narcofiestas”.

Fabián Ortega, “El Halcón de la sierra”, fue detenido en julio por elementos de la Marina y la Policía Estatal Preventiva (PEP) de Ensenada, cuando abordaba un yate donde estaba Candelario Arceaga Aguirrería, acusado por las autoridades de ser uno de los principales productores de la droga sintética llamada crystal.

José Alberto Cervantes, “El Beto”, ex vocalista de la banda Explosión Norteña, fue detenido por elementos de la Policía Federal en octubre de 2007, cuando estaba en una reunión de supuestos miembros del crimen organizado. En julio de este año recibió el auto de formal prisión de parte de un juez federal en Jalisco por sus vínculos con la organización criminal de Los Arellano Félix.

La controversial cantante Jenni Rivera pasó 10 horas en las oficinas del Ministerio Público del Aeropuerto de la Ciudad de México, aunque por un problema que no tenía nada que ver con el narco.

La artista fue detenida por no declarar que llevaba consigo más de 50 mil dólares, cifra que superaba lo permitido por las autoridades mexicanas para salir del país. Luego de que su abogado y su contador presentaran los documentos para comprobar que la cantidad que llevaba la cantante era producto del pago de dos presentaciones que ofreció en Sonora, la Procuraduría General de la República (PGR) sólo la obligó a pagar una multa de ocho mil 400 dólares y la dejó en libertad.


A finales de noviembre Los Tucanes de Tijuana enfrentaron la censura en su ciudad natal, cuando las autoridades municipales les cancelaron un concierto y además exigieron que se investigara a la agrupación por supuestos vínculo con grupos dedicados al narcotráfico.

La agrupación envió de inmediato un comunicado para asegurar: “No somos delincuentes, tan sólo músicos” y aclarar que su única intención es divertir y entretener al público con temas de todo tipo.