Madero afirma que el narco prefirió a ''los rojos'' para gobernar Michoacán

CIUDAD DE MÉXICO (18/FEB/2012).- Dice un dicho que Dios no escucha  a quien no habla. Eso ocurrió con Gustavo Madero, líder nacional del Partido Acción Nacional (PAN), quien esperó a que el priista Fausto Vallejo asumiera la gubernatura de Michoacán para señalar que el crimen organizado amenazó a sus operadores políticos.

En entrevista radiofónica con Carmen Aristegui, Madero dijo que presuntos miembros del crimen organizado hacían llamadas a sus operadores políticos diciéndoles “que le bajaran de hue...”.

“El crimen ponía vigilancia afuera de las casas de los candidatos y les decían sabemos en dónde viven, aquí está tu familia”.

Madero Muñoz remató diciendo que “el crimen organizado estuvo a favor de que gobernaran los rojos y no los azules”.

La acusación contra el PRI no es nueva, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), en voz de su secretaria Dolores Padierna, afirmó que perdieron en Michoacán porque el crimen organizado forzó a votar por el tricolor.

Vallejo responde

El gobernador michoacano, Fausto Vallejo, advirtió al PAN y al PRD que tomará las medidas legales conducentes, pues las versiones de que el crimen organizado intervino a su favor en la elección, carecen de fundamentos.

“Mi triunfo está basado no sólo en los resultados de las urnas, sino en fallos emitidos por los tribunales electorales de Michoacán (TEM) y del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

En tanto, el secretario de Gobierno, Jesús Reyna García, consideró que la declaración de Madero refleja que al PAN le cuesta superar la derrota.

FRASES

"Yo lo he visto, la presencia de la delincuencia organizada en varias elecciones y el Tribunal resuelve, acredita las elecciones sin darle ningún mérito "

Gustavo Madero, líder nacional del PAN.

"Les debería dar vergüenza, porque todas las instancias calificaron la elección, y no pueden estar denigrando constantemente a Michoacán y a sus autoridades "

Fausto Vallejo Figueroa, gobernador de Michoacán.

Claves
Principales irregularidades

1 Ricardo Guzmán, alcalde de La Piedad y quien era el coordinador estatal de los presidentes municipales panistas, es asesinado cuando repartía propaganda de los candidatos.

2 Revelan una grabación en la que Horacio Morales, alias “El Perro” y presunto operador de “La Familia Michoacana” en Tuzantla, convocó a una junta con simpatizantes del PRD para advertir que si votan por el candidato Javier López Yánez les van a matar a un familiar. “Todos tienen que votar abierto por Julián Rodríguez Rosales (candidato del PRI) y voy a obligar a Julián a que les cumpla todo lo que le van a pedir”.

3 El periódico a.m de La Piedad publica un desplegado sin firmante en el que le pide a la ciudadanía no votar por el PAN ni portar playeras de ese partido para que “no haya muertes inocentes”. El diario aclara que accedieron a publicar el desplegado para salvaguardar la integridad de su personal.

4 El Ejército detiene el 13 de noviembre, día de la elección, a Gabriel Orozco Favela El Gasca, líder de “Los Caballeros Templarios” en Morelia, le decomisan propaganda política del PRI.

5 La noche anterior a la elección, el boxeador mexicano Juan Manuel Márquez, porta —en la pelea con el filipino Manny Pacquiao— un logotipo del PRI en el short. Afirma que lo hizo por decisión personal. El miércoles, día en que Fausto Vallejo juró como gobernador, fue invitado a la ceremonia y ahí dijo al Tribunal Electoral que si quieren trancazos, los tendrán.

Análisis
La mezquindad partidista

enrique toussainT (Periodista)

En la mayoría de los países, la inseguridad, en sus distintas manifestaciones, se ha consolidado como una tarea de “Estado”, divorciada de ambiciones partidistas. En España el debilitamiento de la organización terrorista vasca ETA se constituyó como un tema bipartidista que unió los esfuerzos de populares y socialistas.

El ataque a las Torres Gemelas también desvaneció la rivalidad histórica entre demócratas y republicanos, provocando consensos políticos, algunos de ellos muy costosos. Sin embargo, en México, a pesar de más de 50 mil muertos en este sexenio y los estudios que señala que muchas zonas del país son controladas por el crimen organizado, la lucha partidista no da tregua.

La urgencia no permea a la clase política; un acuerdo de Estado que permita impulsar un piso mínimo de consenso en materia de seguridad luce más que lejano. En Michoacán, los tres partidos políticos esbozaron una posible alianza que blindaría a las estructuras gubernamentales de la intervención del crimen organizado en las elecciones, sin embargo sólo quedó en buenas intenciones.

La falta de un acuerdo de Estado en materia de seguridad no es el lado más oscuro de nuestra realidad política: la mezquindad y el uso electoral de un tema tan sensible amenaza con polarizar el periodo electoral que culminará el primero de julio. La estrategia del Gobierno federal parece no dar tregua a coyunturas electorales. La narrativa oficial, adoptada por la dirigencia nacional del Partido Acción Nacional (PAN), busca la construcción de un imaginario contundente: el regreso al Gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) significaría la vuelta a las historias de negociación y pactos con el crimen organizado. Lo anterior no es una mera interpretación, la entrevista de Felipe Calderón con el The New York Times; las declaraciones de Gustavo Madero y la reacción de Luisa María Calderón ante su derrota en Michoacán, dejan sentado la intención panista por vincular al PRI con el crimen organizado.

La pregunta que surge detrás de esta cuestión, y que debe de ser el eje para juzgar el peligro que representa el narcotráfico en las elecciones, es: ¿Los cárteles del narcotráfico son capaces de imponer candidatos y tergiversar la voluntad popular a través de la coerción y amenazas?

Sería iluso pensar que el narcotráfico arraigado profundamente en cada una de las estructuras sociales, estuviera ausente del sistema electoral y de partidos.

La participación de los cárteles y la voluntad de éstos por intervenir en el rumbo político del país está documentada en múltiples investigaciones. Sin embargo, las pruebas de la participación del narcotráfico apuntan a una intervención focalizada, sin tintes de partido, fluctuante en su apoyo a candidatos y mucho más arraigada a nivel municipal. De la misma manera, la actuación del crimen organizado, aunque debe ser indudablemente contrarrestada, no es determinante para cambiar el curso de una elección.

La partidización de la lucha contra el crimen organizado es un juego riesgoso. En sus aventuras no está simplemente la definición de quién gobernará el país durante seis años o cuál será la estrategia que se aplique para combatir al narcotráfico. Por el contrario, la intervención del crimen organizado en las campañas amenaza la conquista histórica de la democracia y la viabilidad de las instituciones.