Jesús Zambrano cede a la presión de las tribus

GUADALAJARA, JALISCO (19/JUL/2013).- Una nueva división cimbra el interior del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Si antes fue la ruptura de Andrés Manuel López Obrador con la dirigencia nacional y su posterior salida del partido, ahora las “tribus” y los gobernadores del sol azteca están divididos por el Pacto por México.

Los diversos grupos, liderados por Alejandro Encinas, René Bejarano, Marcelo Ebrard, así como el senador Miguel Barbosa, han exigido a la dirigencia nacional que ninguna de las reformas estructurales se decida en el Pacto, sino en el Congreso.

La respuesta vino de los gobernadores perredistas de Tabasco, Arturo Núñez; Morelos, Graco Ramírez; Oaxaca, Gabino Cué, así como el jefe del Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, quienes pidieron a su líder nacional, Jesús Zambrano, que se mantenga en el acuerdo e incluso revisar los temas de las reformas hacendaria y energética.

El Pacto por México se firmó el 2 de diciembre por los tres principales partidos y el Gobierno federal con el fin de impulsar las reformas estructurales.

Los partidos avalaron bajo dicho acuerdo las reformas a la Ley General de Educación y todo parecía viento en popa, pero  en abril el líder panista, Gustavo Madero, denunció que el Gobierno priista de Veracruz estaba organizado una estructura para utilizar los programas sociales para beneficiar a los candidatos tricolores.

El señalamiento propició que panistas y perredistas tomaran distancia del Pacto, al señalar que por un lado el PRI hablaba de acuerdos, y por otro recurría a las prácticas electorales de antaño para obtener beneficios.

El Pacto se retomó en mayo, cuando las partes signaron un Adéndum en el que los gobernadores y partidos se comprometieron a no utilizar programas sociales con fines electorales en las elecciones del pasado 7 de  julio.

Como dijo el senador Miguel Barbosa, el Adéndum sirvió de poco, pues en las elecciones hubo desde uso de programas sociales, hasta asesinatos. Una vez más el PAN y PRD condicionaron el lunes pasado su permanencia en el Pacto a que se investiguen las anomalías ocurridas durante y después de la jornada electoral; también pidieron darle prioridad a la reforma política antes que a la energética.

El miércoles, el líder perredista, Jesús Zambrano, y su par de Acción Nacional (PAN), Gustavo Madero, afirmaron que se mantendrán en el Pacto, lo que provocó descontento entre Encinas, Ebrard, y Bejarano.

Sin embargo su discurso cambió ayer en la Comisión Política Nacional del PRD, ya que Zambrano manifestó que su partido impulsará su propia agenda legislativa y con o sin Pacto por México construirán acuerdos.

“Los legisladores perredistas mantendrán sus tareas para construir acuerdos, sin que se traicione el interés general de la sociedad y del país”.

Subrayó que si el Gobierno federal no responde a las condiciones que pusieron perredistas y panistas, el sol azteca no participará en ningún acuerdo del Consejo Rector del Pacto por México.

También el PAN se fracturó

El Pacto por México también dividió al PAN. El senador Ernesto Cordero Arroyo criticó que el instrumento se negocia “en lo oscurito” y afirmó los signantes querían que sus iniciativas fueran aprobadas sin que las cámaras les cambiaran una coma.

Cordero incluso afirmó que presentaría una reforma política alternativa junto al perredista Miguel Barbosa, ajena a los signantes del Pacto.

Sus declaraciones molestaron a su líder nacional, Gustavo Madero, quien tras una serie de dimes y diretes lo removió de la coordinación del Senado.

Los senadores cercanos al ex presidente Felipe Calderón apoyaron a Cordero y lamentaron las decisiones de Madero.

El ex presidente Vicente Fox y el ex candidato presidencial, Diego Fernández de Cevallos, lamentaron la división dentro del partido.

LA VOZ DEL EXPERTO

Tarde o temprano...
Alberto Arellano Ríos (investigador del Colegio de Jalisco)

Es comprensible lo que sucede en el PRD. Es el partido que institucionalmente reconoce a sus facciones y, tarde o temprano ocurren estas tensiones que devienen por su diversidad grupal. También hay un problema de diseño institucional a nivel político y tarde o temprano se iban a hacer evidente las tensiones.

La cuestión es cómo los grupos canalizan esta situación conflictiva. Si los moderados siguen alargando ese compromiso que tiene el partido, o los radicales lo rompen porque al final de cuentas la lógica electoral vendría a echar abajo los acuerdos que tienen que ver con reformas pero también con ausencia de mayorías en el Congreso.

El PRD tiene de fondo un problema de fortaleza institucional. No ha podido hacer que impere la institucionalidad ante las diversas corrientes.

El problema del sistema político mexicano es que siempre estamos en elecciones, lo que va a dinamitar cualquier pacto. Ello, aunado a la existencia natural de grupos al interior de los partidos, vendrá a mermar estos acuerdos que al final de cuentas ponen el interés de la nación por encima de ellos pero es esta lógica de los botines lo que termina por dinamitar cualquier acuerdo por trascendental que fuera.

Hay que estar a la expectativa de cómo los grupos al interior del PRD pueden o no suscribir el pacto. Pero tan una posición tiene solidez y validez en su argumento como la otra. La de forma y fondo es que las cuestiones de los acuerdos legislativos son en el Congreso. Es algo que no se puede discutir, pero si tenemos un régimen presidencial de partidos débiles, entonces el Pacto por México tarde o temprano se iba a encontrar con esta situación.

LA VOZ DEL EXPERTO

Fuerzas y sucesión
Joaquín Galindo Díaz (coordinador de la licenciatura en estudio políticos y gobierno, de la UdeG)

La problemática en el PRD es una lucha que tiene como fondo la sucesión de 2018. Las elecciones de 2012 y el triunfo del PRI, trajo en muchas zonas del país y en el Gobierno del Distrito Federal una recomposición de fuerzas, sobre todo en el PRD. Si bien fue segunda fuerza a nivel federal y mandó a tercera al PAN, de alguna manera sobrevivió. Era el modelo de agotamiento de López Obrador.

Vemos un escenario de tres fuerzas dentro de la izquierda. Una liderada por “los chuchos” y que por cuestiones prácticas, los gobernadores se han unido a ella y es de entenderse, porque si están bien con Hacienda entonces pueden llevar a cabo una más tranquila hacienda dentro de sus gobiernos y muchas cosas más que el Gobierno federal puede darles como prebendas. Por otro lado, Ebrard, Camacho y otro grupo fuerte, y en una tercera fuerza el lopezobradorismo.

¿Quién tiene la razón y qué le conviene al país? El foco debe estar en el problema que tiene que ver con nuestro sistema político, que no ha logrado evolucionar hacia una mayor alianza de gobierno. El que sale ganando es el PRI, porque al impulsar la reforma ha logrado cooptar a las oposiciones, y con ellos trabaja las reformas. Al fin y al cabo, si encabeza el Gobierno, el beneficio real ante la ciudadanía lo tiene quien toma las iniciativas, que en este caso sería el grupo peñanietista. Por eso la lucha tremenda de gente como Ebrard, quien aspira a ser presidente de la República o por lo menos candidato fuerte.