Sábado, 04 de Mayo 2024
México | CLAVE POR LUIS ERNESTO SALOMÓN

El adiós a 40 mil

Si la muerte es esperada el llanto nace. Si la muerte es violenta surge el grito impotente clamando la justicia imposible de restituir la vida

Por: EL INFORMADOR

Luis Ernesto Salomón.  /

Luis Ernesto Salomón. /

La muerte es natural. También lo es aferrase a la vida. Trascender el portal para resurgir o dejar una huella ha producido enormes obras reflexivas, obras de arte, mitos y religiones. Sin embrago el hecho simple es que el adiós de una persona provoca volver los ojos a su vida, su obra y sus frutos. A lo que aportó a los demás.  A la trascendencia de aquí.
Ante un cadáver es fácil sentir y difícil pensar. Ido el cuerpo a la obscuridad de la tierra se queda solo la percepción. El recuerdo. Para los inmediatos un hueco enorme, para la sociedad un suspiro.

Si la muerte es esperada el llanto nace. Si la muerte es violenta surge el grito impotente clamando la justicia imposible de restituir la vida. Culminar la vida es distinto a interrumpirla abruptamente.  

Rendir homenaje a los muertos honra también a los vivos. Los más significados se quedan en palabras, notas, lienzos o sus obras. Otros en la mente o el corazón de otros. A unos se les pretende mantener en la conciencia de muchos, otros son injustamente olvidados.
Los hombres sin igualmente dignos todos. Los idos merecen honor. Los que se fueron violentamente más. Si se fueron luchando por una causa reciben honores por ello. Los inocentes generalmente solo el llanto postrero de los próximos.

Casi cuarenta mil personas han muerto desde 2006 a la fecha como producto de la violencia en México. Todos dignos hombres de bien. La mayoría buscaba mejorar la vida de los suyos. Muchos, muchos inocentes. Así como ante un hombre valioso hay la intención de mantener su obra, nuestros muertos violentos deben ser parte esencial de nuestro sentimiento y reflexión como país. México hoy no se puede entender sin pasar por ellos. Pretender dirigir, gobernar, hacer política sin colocarlos en la parte más notable es un hecho torpe e injusto.

Un monumento a los caídos por la violencia en México habría que construir en cada plaza de cada estado y de cada municipio, de la misma forma que hay monumentos a los héroes. Los policías y los militares debían contribuir y cuidar estos testimonios de patriotismo. Las acciones políticas deben estar marcadas con este hecho. Lastima la frivolidad, el despilfarro, la liviandad en la que se desenvuelven la mayor parte de los actores políticos. Ofrenden el dolor de los prójimos de nuestros 40 mil muertos. La actividad política debe estar de luto y pareciera que está de fiesta.

Las nuevas campanas de México que suenan en los medios de comunicación deben redoblar por ellos. Pidiendo que nos pongamos de acuerdo para dar un adiós a las armas.
Es hora de luchar por la paz, más que luchar por el poder. Esta es la mejor forma de honrar a los idos.

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