Martes, 03 de Diciembre 2024
México | PALESTRA 20 POR JORGE OCTAVIO NAVARRO

''El Jefe'' Diego y la corrupción de Pemex

Bien por ''El Jefe'', que vuelve por sus fueros y está libre desde quién sabe cuándo. Pero, ¿qué hay de los muertos en Puebla?

Por: EL INFORMADOR

Jorge Octavio Navarro.  /

Jorge Octavio Navarro. /

La sorprendente liberación de Diego Fernández de Cevallos, auroleado con su enorme barba blanca de obispo ortodoxo, secuestró en un juego de volteretas a todos los medios de comunicación. Él es La Noticia en un país que cierra el año del Bicentenario de su Independencia en medio de una evidente crisis de acuerdos políticos, vapuleado por la violencia del narco y urgido de reformas que partidos y legisladores postergan desde hace años.

Es el ex candidato presidencial, el panista influyente que con su aparición, sepulta definitivamente a los 28 muertos de las explosiones de los ductos de Pemex en Puebla, y que condena al olvido, una vez más, la corrupción que corroe a la empresa paraestatal que protege, según se presume desde 1938, este patrimonio de los mexicanos.

Naturalmente, “El Jefe” Diego no tiene responsabilidad ninguna en la tragedia de San Martín Texmelucan. Pero en la política se enseña, y más en la política mexicana, que las coincidencias no existen.
¿Cómo es que arrebata al país, la mañana de un lunes en el stars channel, la noticia de su liberación, apenas unas horas después de una tragedia que revela la ineficiencia de las autoridades para proteger los ductos de Pemex? Y debe agregarse que si tan abundantes han sido las denuncias y las admisiones de que los combustibles nacionales son robados directamente de los ductos, también se reconoce que para estas “ordeñas” es indispensable el conocimiento de técnicos educados en Pemex.

Con el respeto que merezca su tragedia personal, que sigue envuelta en el mayor de los misterios, la aparición de Diego Fernández genera cuando menos, el “sospechosismo” que acuñó en su momento otro de sus barbados compañeros de partido, Santiago Creel.

El hombre, ávido como siempre de cámaras y micrófonos, recetó al país en múltiple transmisión nacional, un discurso tan meditado como los muchos que pronunció siendo senador. Sólo el grueso habano se extrañó en su nueva imagen después de siete meses de ausencia, pero le alcanzó el tiempo para rematar con una cita del Quijote —después de perdonar públicamente a sus secuestradores—, en la que avisa que vuelve a la lucha. ¿A la lucha por qué? Un reportero en el tumulto le preguntó, tuteándolo: ¿Vas a lanzarte por la Presidencia?

La respuesta fue una sonrisa tan política como agorera. Definitivamente es el Diego Fernández de siempre. El político con todos sus matices, pero no un hombre que después de vivir un drama del tamaño que proyectan en pantalla, pudiera tener autoridad moral para estar al frente de la digna lucha de quienes claman justicia ante la impunidad generalizada, dañados por secuestros y asesinatos.

Bien por “El Jefe”, que vuelve por sus fueros y está libre desde quién sabe cuándo. Pero, ¿qué hay de los muertos en Puebla? ¿Cuándo castigarán la corrupción de Pemex que propicia el robo en sus ductos? Estas preguntas no se responden con sonrisas.

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