Sábado, 27 de Abril 2024
México | POR JOSÉ CARREÑO CARLÓN

Cómo llegan al siguiente año

Fue un año de elecciones inéditas, con las alianzas exitosas que encabezaron en varios estados el presidente Calderón y su partido

Por: EL INFORMADOR

Tiempo de recuentos y balances. Fue un año de elecciones inéditas, con las alianzas exitosas que encabezaron en varios estados el presidente Calderón y su partido —el PAN— con el PRD.

Elecciones inéditas y alianzas insólitas, porque el PRD sigue sin reconocer la legitimidad del Presidente, con el que, sin embargo, cerró filas para ayudarle a detener la marcha de regreso del PRI a Los Pinos.

Pero como alguna vez le escuché decir —lúcidamente— a Porfirio Muñoz Ledo, las oportunidades políticas, una vez pasadas, no son acumulables. Y esto es válido tanto para el viejo como para el nuevo régimen. Porque Porfirio se refería a su llegada en segundo lugar a la meta en la que, en septiembre de 1975, el presidente Echeverría designó a su sucesor:

López Portillo, que llegó en primer lugar. Y bien pudo comprobar su profético dicho Muñoz Ledo cuando en la siguiente carrera no llego ni a la mitad del recorrido, y en la siguiente ni siquiera se pudo colocar en el arrancadero.

De la misma manera, tampoco parece acumulable el éxito de las alianzas electorales de este año, con miras a explotar mucho más esa experiencia.

No sólo por las dificultades para la unidad inicial entre los partidos de izquierda, ni por la improbabilidad de encontrar, por ejemplo, a un priísta mexiquense dispuesto a desertar hacia una alianza dejando atrás las grandes expectativas de la llegada del gobernador Peña Nieto a la presidencia.

Tampoco parece transmisible el éxito de las alianzas del año pasado en el plano electoral, a las alianzas en el plano del ejercicio del poder. Porque en Sinaloa, Puebla y Oaxaca todo parece apuntar a que los gobernadores aliancistas construirán sus bases de poder desde una perspectiva personal, no necesariamente partidista.

Y en los dos escenarios, lo más predecible es que los gobernadores así electos busquen y encuentren una manera de inserción en el proyecto más viable para la presidencia en 2012 que, hoy por hoy, sigue siendo el del PRI de Peña Nieto.

En este sentido, los partidos llegan al 2011 librados a sus propias fuerzas. Que pueden ser pocas en el caso del PAN, si se atiene al voto por voto, o a la intención de voto por la intención de voto, un plano en el que las mermas se acumulan en cada mala evaluación de la gestión gubernamental.

Por su parte, el PRD tendrá que pasar todavía dos grandes pruebas: los riesgos de una nueva ruptura por el claro proceso de distanciamiento entre López Obrador y Marcelo Ebrard, y la prueba de la inminente renovación de su dirigencia, para saber si sobrevive el proyecto de mantener uncido al partido de la izquierda a la estrategia del presidente Calderón y del PAN, para descarrilar al PRI, o si ganan las posiciones de López Obrador de ir en una vía independiente, contra los dos grandes partidos a los que este líder identifica como la mafia a destruir.

Hagan sus apuestas.

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