Ven riesgo para escuelas en zonas marginadas

GUADALAJARA, JALISCO (15/OCT/2013).-  La autonomía de gestión en las escuelas, contemplada en la reforma educativa, tiene matices y puede significar un retroceso para los planteles escolares en zonas marginadas, opina Carlos Ornelas Navarro, académico y coordinador del Doctorado en Ciencias Sociales de la UAM Xochimilco. 

"Darle autonomía a las escuelas multigrado de las zonas rurales, a las escuelas pobres de las áreas marginadas, es condenarlas a que se vayan más para abajo, cuando la obligación del Estado debería de ser de tomarlas, de rescatarlas, que la burocracia cumpla con su trabajo".

Para el doctor, "las escuelas son burocráticas centralizadas, controladas, por las autoridades, pero las autoridades son el sindicato (Nacional de Trabajadores de la Educación), no las controla el secretario de Educación, sino los supervisores".

En tanto, para Arturo Alcalde Justiniani, abogado laboral, el problema es "si la autonomía de gestión en realidad va a ser apoyada por conjunto de responsabilidades de corte estatal y si se van a dar los recursos para que no haya abusos en un escenario de tanta diferencia entre unas escuelas y otras y siempre hay que estar pensando en las escuelas en condiciones en mayor pobreza, donde ha habido un abandono". 

"Sí a la autonomía de gestión, no a la justificación para que el carácter gratuito sea afectado", enfatizó el abogado.

Ornelas Navarro y Alcalde Justiniani son dos de los siete panelistas del foro de análisis "Los claroscuros de la reforma educativa", organizado por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). 

A las 12:00 horas todavía se discutían temas como el significado para el magisterio de la reforma en términos laborales. Antes se habló de la repercusión de la reforma en la calidad educativa y la evaluación a los maestros y el servicio profesional docente, con opiniones de maestros, representantes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación ( SNTE) y de la asociación Mexicanos Primero.

EL INFORMADOR / MIRIAM PADILLA