Uno va por la vida en busca de respuestas a los por qué

GUADALAJARA, JALISCO (28/ABR/2012).- Cuando a la maestra Lulú le preguntan sobre su pasado, los ojos se le  humedecen. Hace ocho años, después de la muerte intempestiva de su esposo, le vino un derrame cerebral que la dejó inconsciente. Luego, cuando despertó, la pesadilla seguía ahí. A su hijo le detectaron cáncer de hueso en una de sus rodillas. "Se te viene el mundo encima, estás devastada, y uno llega a Canica, como va por la vida, buscando respuesta a los por qué. "¿Por qué a mí? ¿Por qué cáncer a mi hijo? ¿Por qué ahora que tan mal me siento?".

Abraham, de 15 años, es uno de sus alumnos. Con la pierna izquierda amputada hasta el muslo, cuenta que cuando menos lo esperó la vida le cambió. "Tenía 13 años cuando me fisuré la tibia, el huesito que está arriba del tobillo. Fuimos al seguro, a inscribirme, porque no tenía seguro, y como a los tres meses me dijeron que era cáncer. Mi mamá me explicó que el cáncer es una enfermedad muy peligrosa, que cualquiera se puede morir".

Ernesto tiene un año menos que Abraham. Él tiene leucemia y esta tarde ha venido al Centro de Atención para Niños con Cáncer (Canica) a tomar clases de historia. "Me gusta aquí porque aquí nadie se burla, aquí todos somos iguales...".

Hoy, sábado 28 de abril, a las 15:00 horas, en Plaza Liberación, Canica prepara el evento 'Un amigo sin pelo', cuyo objetivo es recaudar fondos para la manutención de un centro que, además de brindar educación a los pequeños que padecen cualquier tipo de cáncer, otorga apoyo integral a las familias de los afectados, con terapia psicológica, nutricional y espiritual.

Un amigo sin pelo es aquel que intenta generar conciencia en la sociedad, de la realidad que viven los niños con cáncer, además de brindar solidaridad, para que los niños y sus familias tengan la certeza de que no están solos y que existen personas que desean que más niños con cáncer se curen.

"Yo llegué a Canica después de mucho sufrir. Aquí encontré más que un hombro donde poder llorar, llegué a un lugar donde puedo contar lo que me pasa, sin miedo a que me juzguen", cuenta la maestra Lulú, cuyo hijo, tras ser amputado, se curó de cáncer. "Pero yo me quedé (en Canica); después de ver las carencias no nos podemos quedar con las manos cruzadas".

Además de 'Un amigo sin pelo', la organización Canica recibe donativos económicos todo el año en la cuenta 4043484047 del banco HSBC y donativos en especie, principalmente insumos de limpieza, papelería y de mantenimiento, en las instalaciones ubicadas en Avenida La Paz 1639, de la Colonia Americana, en Guadalajara.

El dinero recaudado sirve para financiamiento de la institución, pero lo que no pueden pagar es la gratitud de otras personas. "Uno nunca sabe qué puede pasar con nuestros hijos", dice Lulú, "pero qué bueno es saber que hay instituciones vivas, donde los voluntarios que nos regalan su tiempo y sus conocimientos son los que marcan la diferencia."

Y antes de terminar la charla pregunta: "¿ya estás listo para ser Un amigo sin pelo?"

EL INFORMADOR / OMAR GARCÍA