Tres mujeres, en espera de una mamografía

GUADALAJARA, JALISCO (19/OCT/2014).- Margarita del Rocío García Hernández. 41 años. Vecina de Zapopan. Es la primera vez que se hace una mamografía.

Llegó al Hospital Civil a que le asignaran una cita con un especialista. Es asmática. Cuando llegó, en el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, vio la unidad móvil en la explanada de la Torre de Especialidades. Eran las 11:10. Decidió hacerse la mamografía. Sin miedo. Sólo por quitarse el pendiente.

En el hospital le preguntaron si tenía 40 años. Ella dijo que tenía 41. Le dieron una ficha. Le pidieron dos copias del Seguro Popular. La entrevistaron. Cuántos hijos. Cuántas cirugías. A los cuántos años menstruó por primera vez. Luego se sentó en el área de consulta externa. En una banca fría. Con una ficha en la mano. Y esperó. No sabe cuánto van a tardar en atenderla. Lo que sí sabe es que van rápido. Las pasan de a tres.

"Yo pienso que es pura desidia de nosotras las mujeres. En todos lados nos invitan. En la tele sale mucho que nos hagamos la mastografía y no hacemos caso. Y nos la están realizando sin tener el Seguro Popular. Nomás con dos copias de la credencial del IFE. Nos la ponen fácil".

La acompañó su hija Saraí. Ella también quiso hacerse la mamografía. No pudo. Apenas tiene 20 años y está amamantando a un bebé que espera tranquilo en la carriola.

El tumor de Brenda

Brenda, una persona sana. Verduras, frutas, ejercicio, yoga. Sólo un poco nerviosa después del tumor.

Por accidente, un día a Brenda le revisaron las mamas y le encontraron cosas raras. Fue al IMSS. Esperó. No le hicieron nada. "Venga dentro de tres años", dice que le dijeron.

Brenda exagera, pero no tanto.

Fue con otro doctor. Un especialista. El diagnóstico fue frío, exacto e inexorable. Un tumor. Brenda se puso nerviosa. Pensó en su mamá, que tuvo cáncer de mama. Pensó en la medida del cajón.

"Por fortuna es benigno", agregó el doctor.

Y Brenda respiró.

Brenda no se llama Brenda. Pero le da vergüenza que sus conocidos sepan que tiene un tumor, aunque sea benigno.  En la sala, sonriente y nerviosa, Brenda espera a que la llamen.

La segunda vez de Gabriela

Gabriela Romero Arias dice que no sabe por qué está sentada en el área de consulta externa del Antiguo Hospital Civil de Guadalajara, a punto de realizarse una mamografía, si sólo le duele la columna. El ciático.

Horas antes estaba perdida cerca del Parque Alcalde. Buscaba la Cruz Verde cuando una persona se le acercó. Al escuchar que buscaba la Cruz Verde, esa persona se ofreció a llevarla.

Gabriela subió al coche. En el camino, la persona la convenció de que se atendiera en el Civil. Allí encontraría un especialista y además podría realizarse una mamografía. Así fue como Gabriela llegó al Civil. Con un dolor que le borra la memoria. Está a punto de realizarse la segunda mastografía de su vida. Está indecisa. No siente nada en los senos, pero sí en la columna.

La primera vez que se hizo una mamografía fue hace 10 años, cuando vivía en Estados Unidos. Era indocumentada. No tenía dinero. No ganaba lo suficiente limpiando casas, cuidando niños y cambiando sábanas en moteles. Volver a México: la peor decisión de su vida. Mejor pobre allá que pobre aquí. Ahora cuida a un señor de 96 años. A ella, de 57, nadie la cuida. Su única hija, también indocumentada, vive allá. Y en las costas de la tercera edad, a Gabriela ya no le quedan energías para cruzar el río o el desierto.

Pero sí para hacerse otra mamografía.

PARA SABER

Durante las Jornadas Asistenciales para la Detección Oportuna de Cáncer de Mama, que se realizaron el 18 y 19 de octubre en los Hospitales Civiles de Guadalajara, de 08:00 a 15:00 horas, se atendieron 621 mujeres, 291 en el Fray Antonio Alcalde y 330 en el Juan I. Menchaca. El sábado y domingo siguientes continuarán las jornadas.

EL INFORMADOR / GONZALO JÁUREGUI