Fui un personaje incómodo para muchos: Pablo Lemus

GUADALAJARA, JALISCO (15/MAR/2011).-  Tres años al frente del Centro Empresarial de Jalisco ( Coparmex) le bastaron a Pablo Lemus para aparecer en la escena política, económica y social del Estado. Su particular estilo, al señalar de forma directa las anomalías en los tres niveles de Gobierno, le representó ganar amigos y enemigos.

Lemus Navarro se despide esta mañana de la presidencia del sindicato patronal. Se reconoce cansado, pero feliz de los tres años de trabajo “que fueron más que una maestría”. Ese tiempo le permitió conocer las entrañas políticas y económicas del Estado, de donde salieron sorpresas y decepciones, pero no lo cambia por nada, dice con una gran sonrisa.

Su lugar será tomado por Óscar Benavides Reyes.

A pocas horas de concluir su periodo, Lemus Navarro, en su ahora ex oficina, en la Coparmex, habló de los logros y sinsabores que acumuló en el último trienio.

—¿Qué representó Coparmex para la vida de Pablo Lemus?

—Fue la experiencia profesional más desafiante y enriquecedora de toda mi vida. Antes de entrar, uno no alcanza a dimensionar la importancia que se tiene en el ámbito privado y público, cuando ya se está sentado en la silla es una visión distinta. No puedo negar que hubo momentos tensionantes por distintos temas polémicos que estuvimos discutiendo, pero sin duda alguna me he divertido muchísimo y me la he pasado bastante bien.

Disfruté conocer personas que me han ayudado a fortalecer mi persona, mi forma de ver las cosas en el sector privado y en el público, y hoy entiendo con una perspectiva distinta. Muchas veces creen que no nos divertimos en esto, pero es cierto, estos son cargos honoríficos, es decir, no recibimos ningún sueldo a cambio, pero lo que te regresa es 10 veces más. Me voy verdaderamente feliz, con una gratitud inmensa hacia los socios de Coparmex por haberme permitido representarlos, y me voy con gran experiencia profesional, es mucho más que una maestría, ha sido algo que me marcará de por vida y que sin duda dará ruta a lo que haré próximamente.

—¿Los organismos de representación en Jalisco tienen el suficiente peso en la escena pública?

—Lo tienen más de lo que nos imaginamos nosotros, mucho más. El peso que tienen cada vez más los organismos empresariales y los organismos intermedios en las decisiones de Gobierno es algo que cada día crece. La influencia y en la incidencia de políticas públicas de acuerdo a la opinión de estos organismos intermedios, es algo que es el contrapeso de las decisiones de nuestros gobiernos. En este sentido, para poder hacerlo realidad nos la debemos creer primero.  Muchas veces le damos minusvalía a la importancia que tenemos. Hay tendencia a incorporar las propuestas de todos estos organismos.

Coparmex tiene 81 años trabajando a nivel nacional y nos guste a algunos o no, somos algunos de los organismos mejor organizados al interior, no solamente de posicionamiento en medios de comunicación, sino de organización interna que nos fortalece; tenemos respaldo de dos mil empresas afiliadas, que son 75% de la fuerza laboral en el Estado.

—¿Fue un personaje incómodo para alguien?

—Sí, sin duda. Yo diría que muy incómodo, y así me lo hicieron saber muchos de los actores. Yo rescataría algo que con el tiempo se pierde: nosotros fuimos muy críticos, propositivos y también nos comprometimos con al trabajo con distintas administraciones y en distintos ámbitos. Cuando empezamos en el ámbito local fuimos críticos con el Gobierno del Estado acerca de ciertos proyectos de infraestructura pública, o de algunos funcionarios que no cumplían con el perfil para desarrollar sus funciones.

Los fuimos también de las administraciones panistas municipales, me refiero a Zapopan, por ejemplo, con Juan Sánchez Aldana, pero también respaldamos proyectos  de la administraciones municipales de Guadalajara, en su momento de la Villa Panamericana, por ejemplo; pero también hemos sido críticos de las administraciones municipales priistas, hemos señalado errores importantes que han sido reconocidos y que le han dado para atrás, por ejemplo las patrullas.

Fuimos críticos de la Legislatura anterior, en su mayoría panista, y somos muy críticos de la actual, que es mayoría priista. Nadie se podrá quejar que en Coparmex tenemos colores o que defendemos a un partido político o a otro, y por supuesto que hemos sido incómodos, pero con sustento no se trata nada más de decir las cosas, sino de proponer solución y comprometernos en el trabajo para sacarlo adelante.

—¿Qué le sorprendió para bien y para mal en su adentramiento en la política?

—La realidad es que hay muchas cosas muy distintas cuando las ves de cerca. Hay funcionarios honestos y sí hay quienes tienen en realidad una vocación de hacer bien las cosas, que se encuentran comprometidos con su ciudad, con su Estado, con su fama pública, con su carrera profesional; y en ese mismo sentido, decir que desafortunadamente los partidos políticos tienen agandallado todo el control dentro de distintas esferas que no permiten trabajar a esos funcionarios que tienen la buena voluntad de hacer las cosas.

Mi mala experiencia es que veo que la política en muchos ámbitos, o los políticos ven sus carreras más bien para ver cómo se enriquecen, y eso nos una política de servicio. Yo creo que eso es lo más triste y lo veo en muchas partes, creo que la corrupción es mucho más grande de lo que se ve, mucho, mucho más grande; lo que pasa es que se les acusa de corruptos, no de tarugos, entonces hay formas de hacer las cosas sin que nosotros nos podamos enterar.

—¿Le gusta la política?

—Me encanta. Es mi pasión desde que tenía 10 años de edad; mi abuelo (Jesús Navarro González) fue presidente municipal de su pueblo (Tepatitlán) y tesorero. Desde muy pequeño alrededor de mi familia, mi madre, todos hemos estado involucrados en la política. Yo recuerdo ver pasar por mi casa comidas y cenas donde había presidentes municipales, gobernadores, magistrados, entonces claro que me gusta, me encanta.

—¿Le gustaría ser político?

—Bueno yo hago política empresarial. Nosotros somos un sindicato patronal, no somos cámara, nos dedicamos a hacer política empresarial. Tenemos  que establecer acuerdos con los políticos públicos; digamos, en nuestro papel como políticos de la iniciativa privada hacemos políticos todo el tiempo.

Ahora, si la pregunta es si me gustaría entrar a la filas de un partido y empezar a hacer lo mismo que lo que veo que están haciendo hoy, definitivamente no. Yo creo que hoy los partidos políticos son más empresas, inclusive que nosotros, los partidos son S.A. de C.V. La filosofía de los partidos es un mito y pongo ejemplos que veo: las nuevas generaciones de panistas o muchos que están en distintos puestos públicos, dime si tienen la filosofía de Don Manuel Gómez Morín o de Don Efraín González Luna, por favor, no saben ni quiénes fueron yo creo, no tienen ni idea de la filosofía del Partido Acción Nacional.

En el PRI, pues toda la camada de jóvenes, con todo respeto, yo no creo que tengan absolutamente nada de revolucionarios, y creo que muchos militantes del PRD pues tampoco son defensores de la izquierda ni de la causa de los más débiles, ni tienen tampoco la filosofía del ingeniero Cárdenas, fundador del partido, o de Don Alberto Castillo. Veo un interés económico en distintos funcionarios que lo único que ven es el carrito, el vehículo para sus propios intereses. No hay filosofía, no hay ideas, en ese sentido no me gustaría pertenecer a ningún partido político.

A mí me gustaría que la ciudadanía tomara un papel protagónico y se le diera la oportunidad de hacer las cosas mejor, eso sí me gustaría, pero en mi futuro próximo no me veo como militante de ningún partido político o acercándome a alguna administración a pedir chamba de secretario o no sé qué cosa, no es mi intención. Me veo más de lado de la sociedad organizada, y si algún día, o en tres años o en seis o en 20, hay alguna oportunidad para la sociedad organizada formal lejana de los intereses de los partidos políticos y más comprometida con el interés de la ciudad, del Estado, pues ojalá y algún día se pueda hacer algo de este tipo.

—En materia económica, en su opinión ¿qué le hace falta a Jalisco?

—Ni estamos tan mal, como muchos quieren hacer ver, ni estamos tan bien, como otros dicen, tampoco. Jalisco está muy bien en materia de emprendedores. El año pasado el registro del IMSS Jalisco generó 750 nuevas empresas, el Estado que nos siguió fue el Estado de México y luego Nuevo León, con 550; en el porcentual entre las 750 y las 550 les ganamos por mucho, esto comprueba que Jalisco es tierra de emprendedores. Creo que irrespetuosamente a estos negocios se les ha llamado changarros, pero la realidad de las cosas es el motor de nuestra economía, ese empresario que pudo abrir un ente económico que ya es autoempleo, genera puestos de trabajo que es lo que nos hará fuertes en el futuro próximo.

Algo que hemos querido romper en Coparmex es con la mortandad de estos micro y pequeños empresarios que inician, para ello establecimos el premio al emprendedor, porque no es sólo el reconocimiento, es involucrarlo a tomar cursos de capacitación de tres meses.

—¿Qué le gustaría decirle directamente a la población?

—Participen, interésense en su ciudad, por su Estado, por su país, si quieren participar en la Cruz Roja, si quieren participar en la asociación de padres de familia, háganlo; en la de estudiantes, háganlo; en la religiosa, háganlo; en la de colonos, es donde vivimos y nunca vamos, y ése es el problema de la ciudad. La participación ciudadana es a lo que tenemos que apostar.

PERFIL

Óscar Benavides Reyes

Es licenciado en Contaduría Pública con estudios en mercadotecnia.

Nació en Torreón, Coahuila, pero se considera tapatío de corazón, ya que vive en Guadalajara desde que tenía siete años.

Pertenece al Centro Empresarial de Jalisco desde 1983. Fue el fundador de la comisión de Jóvenes Empresarios de la Coparmex, de donde han salido los últimos tres presidentes del organismo: Juan José Frangie Saade, Luis Fernando Pérez Aguayo y Pablo Lemus Navarro.

A partir de hoy, el empresario  Óscar Benavides asume la presidencia del sindicato patronal.