Esperan turismo en Presa Valencia para recuperarse

GUADALAJARA, JALISCO (19/ENE/2014).- Comerciantes y pescadores de la Presa de Valencia siguen padeciendo a causa del ecocidio de junio pasado por un derrame de melaza, en el que murieron 665 toneladas de peces.

Los daños a la comunidad persisten principalmente por la falta de visitantes. Sólo seis de los 16 restaurantes se mantienen; unos cerraron por la baja en las ventas y otros porque no cumplen con las medidas requeridas para operar.

Las visitas y las ventas que se registraban antes de la tragedia se redujeron dramáticamente. Sólo los fines de semana, casi 40 familias procedentes de distintos puntos cercanos visitaban este lugar; ahora no se supera la llegada ni de cinco familias que van a comer a este sitio, aseguran los comerciantes.

Los restauranteros muestran su preocupación, sobre todo porque ahora tienen que comprar el producto en viveros de peces para que sea seguro para el consumo humano. Sin embargo, el temor de los consumidores persiste y las ventas no suben.

Otro problema que aqueja a la presa es la presencia del lirio, el cual, dicen los perjudicados, se multiplicó desde el derrame. Para ellos, la planta le quita vista al lugar e influye para que no vayan turistas.

Los pescadores tampoco la han pasado bien. Aún no se les permite el ingreso a la presa. Reciben un apoyo mensual del Gobierno del Estado que apenas y supera los tres mil pesos, cifra que ni siquiera se acerca a lo que percibían con lo que pescaban, que en promedio les daba un ingreso al mes de hasta 25 mil pesos.

Sus herramientas de trabajo, redes y lanchas están arrumbadas en algún rincón de sus casas.