Dependencia y pluridependencia

La grilla por el nombramiento del Consejo Electoral está a todo lo que da.

Por más que los diputados digan que harán un proceso transparente donde lo más importante serán las cualidades de los consejeros, es público y notorio que los consejeros electorales se elegirán o reelegirán en función de cuotas de poder, lo cual, hay que dejarlo claro, no invalida la capacidad de los consejeros, los actuales y los que vengan, pero les ponen correa.

Elegirlos de una manera abierta y democrática o en un burdo reparto de cuotas (la sinceridad de Aubry en ese tema hasta se agradece) no asegura que, en términos técnicos y en su capacidad política serán mejores o peores consejeros, lo único que cambia es si tienen o no tienen dueño a la hora de votar.

El Consejo actual es una foto del esquema de poder de hace tres años y el nuevo será una foto del esquema actual. El tema de la representación es más complejo y va más allá del Congreso mismo. Hay poderes fácticos que tienen su representante en el Consejo del Instituto Electoral y algunos de ellos lo seguirán teniendo. Hay un consejero de Francisco Ramírez Acuña (Sergio Castañeda), otro de Raúl Padilla (Nauhcatzin Bravo) y uno más del cardenal Juan Sandoval (Armando Ibarra). Son los tres grandes poderes del Estado y por lo menos los dos primeros mantendrán su posición, independientemente de que puedan influir en el nombramientos de uno o dos más. Por el contrario, se ve difícil que el cardenal mantenga su posición por sí solo, aunque podría mantenerlo en una alianza con el grupo de Fernando Guzmán. En síntesis, es muy probable que Castañeda y Bravo se mantengan; para los demás, la reelección está literalmente en el lomo de un venado, un venado llamado política. Hay nuevos actores que van a meter presión para tener “su” consejero: Aristóteles Sandoval, Hernán Cortés, Rafael González Pimienta, el Panal, entre otros.

La peculiaridad en esta ocasión es que la convocatoria separó la elección de presidente de la elección de consejeros, lo cual significa que habrá muchos menos tiradores para el puesto de presidente, pero sobre todo, que quien quede de presidente requiera al menos el visto bueno de las dos principales fracciones representadas en el Congreso. En la política real, como en los medios, la única independencia posible es la pluridependencia. La elección o reelección del Consejero presidente será esta vez muy distinta y muy interesante.

Corran las apuestas.