Ataúd abandonado en vía pública genera expectativa

GUADALAJARA, JALISCO (14/ENE/2015).- Un inusual reporte provocó expectativa y movilización de autoridades de Guadalajara y de la Fiscalía General en la colonia San Eugenio, al oriente de la urbe tapatía: trabajadores habían encontrado un pequeño ataúd entre la maleza a la orilla de una vía pública.

Unidades de la Fuerza Única y de la Policía de Guadalajara acudieron al lugar poco antes de las diez de la mañana. La calle era Demóstenes a la altura de su confluencia con Elisa Flores. En ese lugar la calle hace una curva que delimita unos edificios de departamentos de interés social con un barranco.

Trabajadores eventuales al servicio del Ayuntamiento de Guadalajara realizaban labores de retiro de basura y maleza a la orilla del camino. Uno de ellos, Luis Alfonso Hernández García, retiraba hierba con una desbrozadora cuando se le atravesó la carcasa de una computadora. Fue que la pateó para retirarla pero ésta se hallaba encima de un paquete rectangular envuelto con bolsas plásticas negras y cinta canela. Tenía forma de ataúd y olía mal.

"Encontré este cajoncito dentro del cascarón de la computadora. (...) Le vi forma de ataudcito, lo levanté y ya que vi que era una especie de... me imaginé que era un cadáver", dijo Luis Alfonso.

Al cargarlo calculó que pesaba unos tres kilogramos por lo que comenzó a balancearlo para tratar de averiguar qué contenía, tras lo que sintió movimiento: "Es un niño, definitivamente, si es que es, sí es un niño".

Policías de Guadalajara acordonaron y llamaron a un sensor canino para descartar que se tratara de un artefacto explosivo antes de abrirlo. El perro olfateó el bulto pero no detectó nada, por lo que se llamó al Servicio Médico Forense ( Semefo).

Tras unos minutos de fijar la escena, los peritos forenses procedieron a retirar las bolsas. Los empleados del municipio, autoridades y demás se acercaron lo más que pudieron para observar el misterioso contenido.

Al abrirlo, lo encontraron... un calcetín con una mancha de sangre sobre una tela que debajo tenía tiritas de papel periódico. Con eso, las autoridades cargaron con el ataúd para mejor analizarlo en las instalaciones del Semefo mientras que el resto de las autoridades se retiraban.