GUADALAJARA, JALISCO (12/OCT/2016).- Héctor Daniel Guzmán tiene cinco años y está medio dormido detrás de sus espejuelos, su traje y su casco, después de ensayar durante semanas hasta tarde, en los preparativos para la Romería de la Virgen de Zapopan. Alrededor de él casi 30 familiares participan también en el grupo Danza Cuitláhuac de La Tuzanía.“Nosotros participamos porque tenemos bien identificada nuestra religión, y sabemos el culto que lleva. Ya es una costumbre”, dice su abuelo, Daniel Guzmán Campos.Una noche previa a la celebración brincan, bailan o tocan los tambores un montón de niños y jóvenes. ¿Cuántos nietos tiene aquí?, se le pregunta a don Daniel. “Santo Dios, ahora sí me asustaste… 13, 14… El más chiquito tiene cuatro años”.Los trajes son la parte más costosa para la familia. “Nos ponemos de acuerdo, como para una ida a la playa, y vamos juntando dinero, con una organización estricta”. Tan sólo los cascos con penachos pueden costarles hasta 13 mil pesos. El del pequeño Héctor Daniel vale siete mil, y recuerda el de un guerrero azteca con su cabeza disecada de lagarto y plumas de faisán y avestruz. Otros usan también las de gallo o guacamaya (aunque esta ave se encuentra protegida) según la economía de cada familia. “Quisiéramos conseguir dos plumas de quetzal”, reconoce el abuelo.Los niños disfrutan la procesión, se pelean unos con otros por los lugares cerca de los tambores.Hoy la caminata es larga hacia la Basílica de Zapopan. Las autoridades ya tienen listos los operativos de seguridad en la ruta modificada por las obras de la Línea 3 del Tren Ligero.¿Y para qué tanto esfuerzo físico, dinero y tiempo?, se le cuestiona a don Daniel: “Para que siga la tradición y las costumbres… y la familia siga unida”. Se estima que a “La Generala” la acompañan más de 32 mil danzantes.
