Un túnel de viento divierte a paracaidistas bajo techo

LOS ÁNGELES, CALIFORNIA (14/JUN/2010).-  El paracaidismo también se puede practicar bajo techo y en la turística Universal City de California los amantes de la aventura disfrutan de un vuelo simulado en el túnel vertical de viento iFly.

"La experiencia es como lanzarse de un avión, pues se siente lo mismo que cuando se está haciendo paracaidismo. Yo he realizado más de mil saltos y ensayo mis trucos aquí", dijo Javier Figueroa, instructor hispano del túnel vertical de viento iFly Hollywood, una de las más populares atracciones del City Walk en la turística Universal City.

Dos motores gemelos de 400 caballos de fuerza, instalados en el techo de este aparato de fibra de vidrio de 4 pulgadas (10 centímetros) de espesor, generan una corriente circular de más de 120 millas (196 kilómetros) por hora que eleva a los visitantes hasta casi 36 pies (11 metros) por encima del piso, para crear la disciplina conocida como paracaidismo bajo techo.

El plan dura una hora en su totalidad, "porque se tiene que tomar una clase y alistarse para después volar -explica Figueroa- y cada vuelo es de un minuto, un poco más largo que el vuelo que se lleva a cabo durante un salto de paracaidismo, que es de 40 segundos".

Los visitantes -hasta 300 en un sábado cualquiera- reciben una corta instrucción en la que aprenden los principios básicos para mantener la estabilidad en el aire, así como un sencillo código de señales para comunicarse al interior del ruidoso aparato en el que disfrutan dos cortos pero emocionantes turnos, siempre acompañados por un profesional como Figueroa.

Pese a que el primer túnel vertical de viento fue desarrollado en Canadá en 1979 y que el uso de esta tecnología con propósitos exclusivamente comerciales data de 1982, equipos similares instalados en Europa y Norteamérica aún son vistos por muchos como una novedad .

El iFly Hollywood es uno de una decena que se encuentran en California, Colorado, Florida, Nueva Jersey, Utah y New Hampshire, entre otros, según fuentes de la empresa.

No hay restricciones especiales para disfrutar de esta atracción, salvo por los casos de personas que se hayan dislocado un hombro -ya que la presión de la corriente los puede volver a lastimar- y quienes pesen más de 250 libras.

En general, quienes más disfrutan de este singular pasatiempo son los niños que al final quedan muy satisfechos con la experiencia completa, que incluye vestirse con un guardapolvos especial de paracaidista - con asas para que el instructor pueda agarrar al participante- y colocarse las protecciones adecuadas como casco, lentes protectores y tapa oídos.

"Quienes mejor lo hacen son quienes están tranquilos y se relajan cuando están volando", concluye Figueroa.

El precio, que comienza en los 60 dólares por persona, y que incluye los vuelos pero no las fotos o el vídeo -que se venden exitosamente por separado- es también otro atractivo para quienes tendrían que pagar alrededor de 200 dólares que vale el salto real desde un aeroplano.