Los "Breatharians", un culto de la Nueva Era, estaban conformados por una "especie de entrenadores personales" que la pusieron a una dieta casi imposible y, por supuesto, la sometieron a un lavado de cerebro.El sitio web dailymail.co.uk detalló lo vivido por la actriz de 55 años, cuando se dejó envolver por esas creencias. Michelle estaba ayudando a su entonces esposo, Peter Horton, a hacer una investigación sobre sectas, pero terminó convertida en miembro de la agrupación. Y fue él quien la salvó.Actualmente el líder de esa secta se esconde en un motel de Nuevo México, convencido de que es espiado por los “illuminati”, e insiste en que puede vivir para siempre gracias al sulfuro y nitrógeno en el aire y al oro en su sangre.La actriz acudía tres veces a la semana con esa secta, pues estaba convencida que mediante sus prácticas de alimentación y misticismo podría mantenerse en forma. Pronto, su cuenta en el banco se vació debido a los incesantes pagos que le exigían.Como parte del proceso empezó a comer solo frutas y cuando ella quiso dejar la secta le dijeron que no sería capaz de vivir sin ellos.