Los desaciertos de Sergio Vela

El nombramiento de Sergio Vela fue de los mejores recibidos, considerando la división que existía en la comunidad cultural a raíz del conflicto postelectoral y la expectativa por saber la designación. El silencio -y en algunos casos la prudencia de personalidades relevantes del sector cultural- tuvo un halo de voto de confianza. Su primer año al frente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) destacó por la exposición-homenaje Frida Kahlo 1907-2007, que en dos meses y seis días fue vista por más de 411 mil personas, rompiendo récord de asistencia; por los preparativos de los festejos del Bicentenario y el Centenario, que registraban las primeras acciones en toda la República en coordinación con estados y municipios; y finalmente, por el apoyo a la creación, ya que durante los primeros meses de su gestión fueron actualizados los montos de los estímulos y becas otorgados por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), reconociendo el importante papel de la creación artística en el país. Quizá lo único que hizo ruido en su primer año fue la tardía publicación del Programa Nacional de Cultura.

El año 2008 sorprendió al maestro Sergio Vela sin batuta en mano. Enfrentó una severa crisis generada por las más de 10 renuncias acumuladas, entre ellas las de sus dos secretarios técnicos (algo poco visto en la administración pública federal), por el gasto ejercido en viajes, lo cual efectivamente es discutible, y algunas otras frivolidades que han querido maximizarse. En ese contexto, no podía recibir un golpe menos duro que el asestado por la Secretaría de la Función Pública en sus observaciones, mismo que dejó mal parado al titular del Consejo.

Los intelectuales y la comunidad cultural rompieron el silencio condenando todo lo anterior. Las renuncias de sus colaboradores evidenciaban la crisis por la que atravesaba. En un par de semanas, la imagen del maestro Vela se desplomó. Para 2008, la crisis por la que travesó solo deja ver en los medios como parte de su informe, los homenajes a Diego Rivera y a José Luis Cuevas, posiblemente la aplicación del histórico presupuesto logrado para este año, pues la crisis ha opacado acciones relevantes como el convenio de promoción artística firmado con la Unión Europea, producto de sus viajes al extranjero. La falta de una estrategia efectiva de comunicación en el Conaculta ha desembocado en un tratamiento periodístico que ya no respeta a su titular, por el contrario, todo lo que haya en su historial es tema para reportaje. Muestra de ello (además de las notas que enmarcan su crisis) es la reciente información del diario Reforma que asegura que Sergio Vela, siendo titular de la Dirección General de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tomó los donativos del Patronato de la OFUNAM sin autorización para construir sus oficinas en la Sala Nezahualcóyotl.

Además, la reportera afirma, con información de la unidad de transparencia de la UNAM, que éste dejó la Dirección con 2.5 millones de pesos por comprobar. Desde hace unas semanas, un reportero del diario El Universal va en busca de determinados días de la agenda de Sergio Vela. La contestación que recibió por parte de la unidad de enlace decidió atender la forma y no el fondo de su solicitud, respondiéndole que el titular no tiene el cargo de “director” y que por tal motivo era improcedente su petición. ¿Qué está logrando el Conaculta con esto? Retrasar el efecto de otro reportaje que seguramente aparecerá en un pésimo momento (si el reportero tiene elementos y el IFAI resuelve a su favor), de cara al segundo Informe de Gobierno. Sergio Vela tiene dos meses para entregar a Los Pinos su informe 2008. La pregunta es: ¿Llegará con algo realmente sobresaliente o rehuyendo a la prensa y contestando ataques?