GUADALAJARA, JALISCO (16/MAR/2017).- Dina es una mujer hermosa y aparentemente delicada que afirma venir de un futuro muy lejano y devastado. Nadie cree en su historia, pero eso no la detiene en la búsqueda de la bondad en el ser humano; tiene la esperanza de que en este presente aún se pueda lograr un cambio positivo para el mundo entero. Sin embargo, cae en un lugar poco propicio para encontrar esos dejos en los hombres, pues llega a la casa de Ana, una mujer dedicada al tráfico de personas con fines de explotación sexual. Esta es la historia de “Anadina”, segundo largometraje realizado por el director mexicano Raúl Fuentes, quien en entrevista, en el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) contó el origen de esta trama: “Todo salió de una anécdota que vi en la televisión, sobre una mujer que afirmaba venía del futuro… No era cierto, claro, pero pensé: ¿qué pasaría si esto fuera verdad?”.Para explorar este mundo futuro en el presente, Dina pone a prueba a la humanidad, sin decirlo. Provoca y trata de ver cómo reaccionan las personas ante su presencia, que intencionalmente es una mujer indefensa: “Está para que la traten mal, la película también explora esto, cómo se desarrolla en las personas este comportamiento violento o cruel, no es de un día para otro ni en una ocasión espontánea”. Los actores, Michelle Betancourt, Andrea Portal y Hugo Catalán, nos acercan a sus personajes y a la trama. La primera interpreta a Dina, personaje principal: “Es un personaje misterioso, el público no sabe muchas cosas de ella, la construcción se hace pero no se alcanza a leer completo. Es muy fresco, se deja sorprender al mundo al que llega que es distinto a lo que conoce, ella viene abierta y por esto está en riesgo”. En el transcurso del filme, se desarrollan diferentes discursos primordiales para el contexto social actual, aborda la violencia hacia las mujeres ejercida por ellas mismas… Pero, sobre todo, impera la idea meta-genérica: más allá de ser hombre o mujer y quién violenta a quién, la propia humanidad y su cantidad de violencia que puede llegar a ejercer hacia sus iguales. “No importa si Dina viene del futuro, ni que sea mujer, ni su condición social… Tenemos esta condición con mucha capacidad de empatía, cariño y solidaridad, pero al mismo tiempo un nivel de brutalidad entre nosotros. Es una de las reflexiones que deja la película: ¿qué estamos haciendo como especie hacia los nuestros y nuestro entorno?”, comenta Andrea Portal.El final de la película ofrece una solución radical para romper con la cadena de violencia que se ejerce entre los personajes. “Anadina” contiene misterio, dudas, reflexiones, una fotografía hermosa a cargo de Jerónimo Rodríguez y permite al espectador jugar con la historia.
