Itinerario

GUADALAJARA, JALISCO.- Para fortuna de los que queremos a esta ciudad, se suman cada día más miembros de esa especie que el articulista Juan José Doñán dio en llamar "guadalajarólogos", entre los que se cuentan tanto investigadores, como reseñistas, historiadores, novelistas, cuentistas y poetas, cronistas y demás aduladores de la ciudad de Guadalajara.

En ese contexto se celebra la aparición, muy reciente, de un título que levanta a la ciudad de los escombros que en más de alguna ocasión ha estado.

La quinta fundación del poeta y periodista Ramiro Lomelí alude a la imaginaria e imperante refundación que requiere la ciudad. Escrito en poemas en prosa, su libro viene a recobrar la conciencia ciudadana sobre una ciudad que ha cambiado el rostro, para bien o para mal, pero también se extravía en el vértigo mismo de su crecimiento y en la pérdida de una brújula que dé orientación, sí, pero sobre todo, orden y rescate de lo distintivo e identitario.

Lomelí dice que "Guadalajara es la única ciudad en el mundo, aunque existan otras ciudades, claro; pero Guadalajara es la única ciudad en el mundo. Ojalá los veracruzanos piensen que Veracruz es la única ciudad en el mundo. Los neoyorkinos piensan que Nueva York -o New York- es la única ciudad en el mundo; y tienen razón. ¿Queda claro, entonces, que Guadalajara es la única ciudad en el mundo?"

El poeta apuesta porque se retome la conciencia de ser una ciudad que convive con sus vivos pero también con sus muertos; que se tenga a la urbe desde su memoria y desde su imaginación; que no se rompa con lo que se ha construido; que se honre a los que se les crean monumentos y a los olvidados; y nos pregunta: "no merece, acaso, entonces, Guadalajara, tan íntima y pública, tan cielo y tumba de tiro, mayor lenguaje que el político o que el publicitario o que el mediático, hoy tan degradados?

La quinta fundación enarbola, desde el lenguaje elemental del poeta y su facilidad semántica, la defensa de una Guadalajara múltiple e individualizada, populosa y distinguida por sus costumbres tan únicas y tan siempre destacadas en el discurso oficial más no en la práctica de la preservación.

La poesía de Ramiro Lomelí visual y rítmica, no es ajena a ese estado de crítica y autocrítica que lleva al poeta a admirar su entorno, sujetarlo a la razón y volcarlo contra los afectos de la acción, sobre todo, de la acción pública, aquella que está en manos de quienes suelen caer en el territorio de la inconciencia.

El libro de Ramiro Lomelí, éste su primer libro, La quinta fundación, se ve enriquecido visualmente, por la fotografía del artista Alberto Gómez Barbosa quien ofrece al lector de los poemas de Lomelí, una muestra de la Guadalajara más auténtica.