Viernes, 17 de Mayo 2024
Entretenimiento | James Gandolfini murió, según reportan los primeros informes, por un ataque al corazón

''Arrivederci'' Tony Soprano

James Gandolfini murió, según reportan los primeros informes, por un ataque al corazón

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (20/JUN/2013).- James Gandolfini (1961 - 2013) falleció en Italia a los 51 años de edad. Los medios de comunicación a escala internacional reportan un ataque al corazón como la posible causa. La muerte de este actor ha dejado una profunda huella en los seguidores de la influyente serie de televisión ''Los Soprano'', que habían hecho de ''Tony Soprano'', el personaje que interpretaba Gandolfini, uno de los íconos más importantes de la televisión en los años más recientes.

El éxito de la serie ''Los Sorprano'' encumbró la figura de este actor, quien gracias al trabajo desarrollado en ella se hizo acreedor de tres premios Emmy. Antes de ello su trayectoria apenas despuntaba con papeles secundarios. Su biografía cuenta que antes de figurar en la pantalla chica había trabajado como guardián de las entradas en algunos bares de su Nueva Jersey natal.

Su aspecto rudo lo llevó a estelarizar una producción en la que se necesitaba la imagen de mafioso grueso, calvo, lejos de galán común y corriente.

“Gandolfini se ha convertido en una estrella, con todo lo que ello conlleva. Demandas salariales estratosféricas que estuvieron a punto de costarle el trabajo (se rumoró su sustitución por Brad Garrett, nunca confirmada) y que situaron su sueldo en un millón de dólares por episodio, el divorcio de su esposa Marcy y noticias sobre sus arranques de divismo en el set”, apuntaba una nota publicada en el periódico ''El País'' en 2007 respecto del despunte de este actor y el anuncio del adiós del trabajo televisivo que le había granjeado los mayores éxitos.

Entraba entonces en las ligas de las grandes estrellas, ésas que tienen mucho arrastre, que se meten como grandes figuras de la cultura popular. ''Tony Soprano'' y Gandolfini eran ya un binomio inseparable.

La marca de la casa

Ocho años de éxito para ''Los Soprano''. Un parteaguas en varias historias: la de los actores, la de los productores, la de la cadena de televisión. Los elementos narrativos ya habían comprobado su atractivo en el cine con la saga ''El Padrino'' y cobraba especial interés ahora en televisión. Y no decepcionó. Tras seis temporadas, 86 episodios y 21 nominaciones a los premios Emmy, esta serie de televisión colocó en la opinión pública el tema de la mafia italiana en Estados Unidos, sus códigos, sus formas. En ese contexto, James Gandolfini se convirtió en la figura notable; la referencia a ''Los Soprano'' remitía a la imagen de ese hombre gordo, poderoso, sexy.

“Después de 'Los Soprano', no se recuperó como actor hasta que protagonizó la obra de teatro ganadora del Tony, God of Carnage en Broadway, en 2009, en la que interpretó el papel de un hombre casado que trata de reconciliarse con otra pareja por una pelea entre sus hijos. ‘Me volvió a poner los pies sobre la tierra como actor’, dijo Gandolfini, ‘después pude intentar cosas diferentes’”, publicó un diario de circulación nacional en enero de este año.

Bajo esa lógica seguía su carrera. Trabajaba con papeles de poco lustre, lo que hacía parecer que, ante los grandes logros de su trabajo más representativo, lo más nuevo era poca cosa.

Lo más reciente y llamativo, a últimas fechas, había sido su participación en el filme ''Zero Dark Thirty'' y en ''The Incredible Burt Wonderston'', así como algunas otras participaciones en producciones televisivas como ''Animal Rescue'', de Fox (que se encuentra en post producción), ''Criminal Justice'' de HBO y ''Taxi 22'' de la CBS.

FILMOGRAFÍA SELECTA

Dos décadas en Hollywood


> El último Boy Scout (1991)

> Marea roja (1995)

> Perdita Durango (1997)

> 8 milímetros (1999)

> La mexicana (2001)

> La última fortaleza (2001)

> Todos los hombres del rey (2006)

> Zero Dark Thirty (2012)

> Mátalos suavemente (2012)

“Buon anima!”

“Buon anima!”, “alma buena”, era el brindis que hacían siempre los integrantes de la mafia italiana cuando uno de sus conocidos moría —lo cual ocurría con tremenda frecuencia— en la serie ''Los Soprano''. A veces no era un brindis sino un simple acuerdo para que todos los que estaban en escena miraran al suelo y compartieran o fingieran tristeza. Hoy sus fans pueden alzar la copa en memoria de James Gandolfini, el actor protagonista de la célebre serie de HBO, pero no sólo ellos: prácticamente toda la moderna televisión estadounidense tiene una deuda, aunque sea mínima, con el actor que encarnó a Tony Soprano, el capo al que conocimos en la intimidad de sus dilemas morales.

Considerada una de las mejores series de la historia de la televisión —la absoluta mejor, según el Sindicato de Guionistas estadounidense—, ''Los Soprano'' impuso récord del cómo agenciarse al menos un Emmy de actuación por año, pero el registro personal de Gandolfini casi se equipara: ganó tres Emmy como actor y un Globo de Oro, además de haber logrado reconocimiento en cine y de haberse convertido en productor y realizador de documentales.

''Tony Soprano'' fue, sin embargo, su gran criatura, y su imagen de macho alfa de Nueva Jersey, combinada con la fragilidad emocional que sólo sus espectadores conocimos, se convirtió en un sinónimo de una televisión que a finales de los años noventa estaba explorando complejos guiones, altas inversiones en producción, puestas en escena propias del cine y un singular manejo del drama capaz de mantener al filo del sillón al leal público. Hoy la tele está repleta de series con esta factura, como atestiguan en estos días los seguidores de ''Juego de tronos'' o ''Arrested development'', guardando las distancias. Pero allá en el principio del siglo, cuando las Torres Gemelas todavía estaban de pie y podían verse desde el Puente George Washington, el personaje más respetado de la televisión se llamaba ''Tony Soprano'', y las audiencias lo adoraban pese a que era, en todos los aspectos, moralmente reprobable.

Encarnarlo era un reto para cualquier actor; para hacerlo bien hacía falta además un alma buena. Toca, pues, alzar las copas por James Gandolfini.

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