''Antenas de conejo'' compite por el Rigo Mora

GUADALAJARA, JALISCO.- La premisa es sencilla. Un televisor de bulbos se revela contra sus dueños cuando éstos quieren reemplazarlo por un aparato de alta definición. Aunque se trata de un objeto, según afirma su director Paul Gómez, la historia tiene un trasfondo que cuestiona el consumismo, y que pretende que el espectador reflexione sobre cómo es que podemos perder nuestra razón de ser cuando somos sustituidos por algo o por alguien. “Es un sátira sobre el consumismo que se da por el actual flujo de la vida”.

El cortometraje de 13 minutos de duración compite en la sección oficial de Cortometraje mexicano de animación con otras ocho propuestas en el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) por el Premio Rigo Mora, que este 2010 se institucionaliza con una bolsa de 10 mil dólares para el trabajo ganador (cinco mil de ellos otorgados por Guillermo del Toro).

En palabras del productor Gonzalo Estrada, Antenas de conejo necesitó de más de un año de trabajo, y que de no haber contado con gran parte del equipo y de las instalaciones para realizarlo éste habría ascendido a los 250 mil pesos en costo real, sin embargo, es el propio Estrada quien enfatiza que para su producción y su distribución en festivales, su trabajo recibió apoyo principalmente de dos fuentes, primero del Departamento de Imagen y Sonido (DIS) de la Universidad de Guadalajara y después del Ayuntamiento de Zapopan.

Paul Gómez, quien antes ya había realizado un corto titulado La frontera, que estrenó en la edición 2007 y que se llevó a casa algunos premios en festivales nacionales, está de vuelta en el FICG con Antenas de conejo, un trabajo, que, a diferencia de La frontera que fue realizado totalmente con la técnica de stop motion -animación cuadro por cuadro-, combina los dibujos animados con el stop motion, esto para darle una estética distinta, pues asegura que además se trata de una temática diferente. “En La frontera hablábamos de las paradojas de la migración, tema que fue bien aceptado, y ahora quisimos hablar del consumismo y cómo es que a veces somos reemplazados, pues nos interesan temas de fondo, ya que no queríamos contar un chiste, siempre tuvimos claro que la apuesta sería la historia y ésta sería sustentada por un trabajo visual y auditivo de calidad”.

Sobre la técnica, insiste Gómez, se optó por combinarla debido a que además de una estética distinta el objetivo era concluir el corto en menos tiempo, pues de otra manera, con 13 minutos de duración, de haber sido en stop motion se habría terminado probablemente hasta 2012.

EL INFORMADOR/ ALTAGRACIA LIZARDO MEDINA