Lunes, 13 de Octubre 2025
Entretenimiento | La cinta que mezcla la ficción con el documental se enfrenta al público

Alamar prueba suerte en cartelera

Luego de conseguir el reconocimiento en diversos festivales, la cinta que mezcla la ficción con el documental se enfrenta al público

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (29/OCT/2011).- “Alamar no pertenece a un tipo de película”, afirma tajante Pedro González-Rubio, el joven cineasta mexicano que confeccionó una narración audiovisual protagonizada por el mar y la gente que lo conoce, que lo maneja y vive de él, cuya principal virtud radica en la naturalidad, no sólo de su locación principal, sino de los actores que le dan forma a la historia.

Alamar llega a las salas de cine tapatías como una de las películas mexicanas de manufactura reciente más premiadas internacionalmente. El nombramiento como Mejor película en Japón, Santiago de Chile, Morelia, Miami, Montreal y Argentina le ha valido una proyección importante al director, quien no sólo tomó la batuta en la puesta en pantalla sino en el guión y fotografía.

La historia que propone el filme es la de un padre y su hijo de cuatro años, y cómo es que se inmiscuyen en las entrañas del mar de Quintana Roo antes de que la madre del pequeño lo lleve a Italia, a lo que será la ruptura de su núcleo familiar.

“Me interesaba una historia de padre e hijo, siento que son de las relaciones más interesantes, ahí está todo, el origen de muchas cosas”, explica el realizador en entrevista telefónica sobre la idea central de su filme.

Jorge Machado Castro, Roberta Palombini y Natan Machado Palombini conforman los personajes principales de la propuesta que confluye entre la ficción y el documental, pues González-Rubio decidió trasladar al celuloide lo que sucede en la familia Machado Palombini con algunos elementos de ficción.

Rodar un largometraje con una verdadera familia “fue fácil porque Jorge es amigo mío, yo filmo gente que conozco, no fue un casting”, contó González, y el resultado que obtuvo con estos personajes originarios de la Riviera distan mucho de lo que el cineasta tenía en mente al inicio.

“Siempre las fórmulas van cambiando en el camino. Yo quería hacer una película que emocionara, que me emocionara al verla, y cuando la estaba haciendo, cuando la estaba editando sí sentía algo, algo estaba pasando, espero que la gente se emocione también”.

Alejados de la ciudad

Rodado en la reserva de la Biósfera Banco Chinchorro, en Quintana Roo, Alamar hace un llamado a la apreciación de la vida natural, y para ello se valió del espectáculo visual que regalan los arrecifes de Chinchorro.

“El mayor reto fue hacer una película en una reserva natural, estábamos a 30 kilómetros de la costa, íbamos con un niño de cinco años y adaptándonos a la vida de los pescadores en este lugar, en una reserva, pero también fue lo más emocionante: estar días allí y grabar hasta el amanecer. Resulta muy natural”, añade González.

En sólo 80 minutos el cineasta de 35 años capta la naturaleza en bruto del mar, rodeado de una historia familiar que insiste en el impacto de las cosas sencillas, de los encuentros significativos con la vida que nos rodea.

“Todos hemos sido niños, todos hemos sentido algún momento de estar muy en contacto con el mar y es capturar ese instante. Creo que es una película que hace conectar a la gente con su esencia”.

Tras ser premiada y  exhibida alrededor del globo, Alamar “es una película que ya no me pertenece, ahora es del público”.

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