Viernes, 17 de Octubre 2025
Economía | Está empeñada en priorizar la reducción de su deuda y déficit públicos

La UE se opone a las sugerencias de EU respecto a crisis económica

En vísperas de la cumbre del G-20 en Toronto, Europa repudia los llamamientos de Obama para que no perjudique el crecimiento con sus planes de austeridad

Por: AFP

A unos cuantos días de la cumbre en Toronto del grupo G-20, varios guardias custodian el edificio donde se llevará acabo. REUTERS  /

A unos cuantos días de la cumbre en Toronto del grupo G-20, varios guardias custodian el edificio donde se llevará acabo. REUTERS /

BRUSELAS, BÉLGICA (22/JUN/2010).- En vísperas de la cumbre del G-20 en Toronto  (Canadá), Europa repudia los llamamientos de Estados Unidos para que no  perjudique el crecimiento con sus planes de austeridad, al estimar que esa  advertencia equivale a acusarla de torpedear la recuperación económica.

Los recortes del gasto público que los europeos se apresuran a aprobar para  enderezar sus finanzas nacionales llevan camino de cobrar un protagonismo  inopinado en la cumbre del G-20 de este fin de semana, después de que el  presidente estadounidense exhortara a evitar medidas que comprometan el  relanzamiento de la economía.

Barack Obama emplazó en una carta publicada el viernes y dirigida a los  dirigentes del G-20 (el grupo de las potencias más industrializadas y emergentes), a alentar la recuperación y "aprender de los errores cometidos en  el pasado, cuando las medidas de relanzamiento fueron retiradas demasiado  rápido", una alusión velada a los planes de rigor europeos.

Pero la Unión Europea (UE) está empeñada en priorizar la reducción de su  deuda y déficit públicos. El último país miembro en emprender la vía de la  austeridad fue Gran Bretaña, que el martes anunció el mayor recorte del gasto  en décadas.

"Si no atacamos este problema, no habrá confianza y sin confianza, no habrá  crecimiento", sostuvo el presidente de la Comisión Europea, José Manuel  Barroso, en una entrevista publicada el martes por el International Herald  Tribune.

Alemania, primera economía europea, anunció este mes un histórico plan de  ahorro de 80 mil millones de euros en cuatro años, y Francia, España o Grecia  han adoptado programas en el mismo sentido, presionados por la desconfianza que  la situación de sus finanzas públicas ha suscitado en los mercados.

La fuerte devaluación del euro frente al dólar es una de las muestras de  ese escepticismo que ha empujado a actuar a los gobiernos europeos, en especial  a los miembros de la zona euro.

Washington, que carga con una deuda pública superior a la europea, es  partidario en cambio de políticas que alienten el crecimiento y teme que tanto  rigor en Europa ahogue la recuperación económica, dos años después de que en  Estados Unidos estallara la crisis financiera mundial.

Alemania no aplica un "plan de austeridad radical" y toma "medidas que  promueven la recuperación", se defendió el lunes la canciller alemana, Angela  Merkel, estimando que nadie puede decir que su gobierno "no hace lo suficiente  por el crecimiento".

"Los otros países", en especial Estados Unidos y Canadá, "quieren situar la  crisis de la deuda y Europa en el centro de la cumbre del G-20, quieren hacer  creer que el problema hoy en día es Europa. Sería masoquista que aceptáramos  esto", declara un alto responsable europeo bajo el anonimato.

"La deuda pública representa el 84% del Producto Interior Bruto (PIB) de la UE, mientras que en Estados Unidos es de 102% y en Japón de 192%. Si quieren  hablar de deuda, podemos hablar", desafía el mismo responsable.

El debate estará por lo menos encima de la mesa en el G-20, especialmente  después de que China zanjara una de las controversias que iban a centrar la  cita aceptando flexibilizar su sistema de cambios de divisas.

El Banco Central de China fijó el martes una cotización de referencia del  yuan claramente en alza frente al dólar, tras las presiones de Estados Unidos,  que denunciaba un fenómeno destinado a apoyar las exportaciones chinas.

Por su parte, los europeos tratarán de orientar los debates de la cumbre en  la regulación financiera, con la propuesta de imponer una tasa a los bancos y  una segunda sobre las transacciones en los mercados.

La primera idea es apoyada por Estados Unidos, pero rechazada sobre todo  por Canadá, Brasil, Australia e India.

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