Torres y Orozco son vistos como traidores

WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.- Traidores, 'malincheros', oportunistas y otros calificativos por el estilo han recibido de la afición y prensa mexicana los jugadores José Francisco Torres y Miguel Orozco por su decisión de vestir la casaca de la selección de futbol del Tío Sam en vez de la 'Tricolor' azteca.

Nacidos en Estados Unidos pero de padre mexicanos, Torres y Orozco se cansaron de esperar un llamado a la Selección de México que nunca les llegó, y optaron por defender los colores del país que los vio nacer, pese a jugar y desarrollarse futbolísticamente en la tierra de sus ancestros.

Ambos estarán este sábado en el terreno del RFK Stadium, como parte de la escuadra norteña que enfrentará a Cuba en partido del Grupo A de las eliminatorias de la Concacaf al Mundial de Sudáfrica 2010.

"Mucha gente quiso que me quedara en México, que jugará por ese país, y esperando por un llamado dejé pasar la convocatoria de Estados Unidos a los Juegos Olímpicos.
Ahora no puedo dejar pasar esta segunda oportunidad que me dan", dijo a la AFP Torres, un inteligente volante zurdo, de 20 años de edad.

Torres nació en Longeview (Texas), hijo de un inmigrante mexicano y una estadounidense, y se hizo futbolísticamente en la organización de los 'Tuzos' del Pachuca, uno de los clubes más ganadores de México.

Aunque nunca jugó en el sistema escolar y juvenil estadounidense, fue tomado en cuenta por el DT local Bob Bradley dada las características de los rivales del área de Concacaf, y especialmente de México.

Torres, a quien apodan 'Mosquito' por su corta estatura de 1,65 m, y Orozco, un fornido defensor central de 1,80 m y quien juega para el club mexicano San Luis, podrían ser inicialistas para el cotejo ante Cuba.

"Sabía que tenía más oportunidades con el equipo de Estados Unidos. Mi club San Luis no es muy conocido y eso hace más difícil que me llamen para la selección mexicana", apuntó Orozco, nacido en Orange (California).

El defensor, de 22 años, ya integró la escuadra nacional estadounidense que participó en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

La decisión de convocarlos obedece más a un factor estratégico de Bradley que a una necesidad técnica, pues en su posición cuenta con otros jugadores más fogueados.

De cara a un hexagonal que asoma ser complejo, con rivales de habla hispana casi asegurados como México, Honduras, Costa Rica, El Salvador y Guatemala, a Bradley le gustaría tener 'oídos hispanos' y malicia latinoamericana en el terreno a la hora de medirse a esos equipos.

Hasta ahora quien cumplía esa misión en la escuadra norteña era el goleador Landon Donovan, obligado a aprender español por las circunstancias, si quería jugar con los niños mexicanos del barrio en que nació, al noreste de Los Angeles.

En la mira de Bradley figuran otros siete jugadores jóvenes con doble nacionalidad, entre ellos el delantero Sammy Ochoa, nacido en México y nacionalizado americano, que actualmente juega con los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Ochoa ya jugó para la Sub-20 estadounidense en el Mundial de 2005.

"La situación es única porque ellos son elegibles para jugar por dos países. Balanceamos los pro y los contra y creo que nos aportarán mucho en este ciclo", reconoció Sunil Gulati, presidente de la Federación de fútbol de Estados Unidos.

La noche del jueves, días después de haber sido convocado por Bradley, Torres dijo haber recibido un llamado de un directivo mexicano invitándolo a sumarse a la convocatoria del DT Sven Goran Eriksson.

La respuestas del chico de Texas fue un escueto "No, gracias", en perfecto español.
"Desde chico quise jugar por México, pero se trata de mi futuro como futbolista, y creo que tomé la decisión correcta. A fin de cuentas estoy jugando por el país que me vio nacer", aseguró Torres.