Se venden sueños

(26/JUL/2012).- Comienzan las olimpiadas de verano en este Londres 2012. El mismo Londres de Shakespeare, de Wilde, de Byron, Dickens, Conan Doyle, de Mary Shelley. Tierra de reinas y piratas con permiso para ejercer la piratería.

Lugar de comida incomible como el pudín de riñón o el popular y aceitoso fish´n chips. El hogar de los Beatles, los Rolling Stones. El sitio que durante tres largos siglos, reinó sobre casi dos cuartas partes del mundo. Los dueños de los mares. Donde los reyes cortaban cabezas de sus esposas para casarse con las siguientes y lugar mítico donde se inventó el futbol, el cricket, el rugby. Casa del gran museo del mundo.

El British Museum, al que inevitablemente hay que ir si uno quiere saber como fueron en la antigüedad, Grecia, Persia o Sumeria. Inventores de los “hooligans” y del “té de las cinco”. Tierra de obreros orgullosos y nobles decadentes que se visten con colores imposibles.

Para esta justa, la tercera en su territorio, se ha realizado un despliegue impresionante de seguridad, militares por todos lados, acorazados en el Támesis, misiles en las azoteas de las casas, miles de cámaras que siguen los pasos de locales y visitantes y el siempre avizor ojo de Scotland Yard, pendiente de cualquier movimiento sospechoso.

Nuevos estadios, una villa olímpica “ecológica”, miles de millones de dólares que cambian de mano en patrocinios, publicidades, propagandas. El mundo entero mira hacia Londres. La televisión, la radio, los diarios tienen enviados para narrar, segundo a segundo lo que acontezca en los próximos días. Dicen, una vez más, como cada vez que empieza una olimpiada, que esta será la “más espectacular de la historia”. Hay nuevos instrumentos de medición, más potentes y exactos que nunca, cámaras submarinas, visores aéreos, nuevas drogas indetectables en el “doping”.

Comienza una nueva justa, en un nuevo mundo. El mundo donde el miedo, la banalidad y el “marketing” son los reyes indiscutibles.

¿Y los atletas, apá?

Ahhh, sí, también habrá hombres y mujeres de toda la geografía terrestre que se partirán el alma en busca de un sueño. Pero los verdaderos ganadores, serán, como siempre, los de pantalón largo que ni sudan ni se acongojan.

No me hagan mucho caso, al fin, sólo soy un intruso en estas lides.

¡Comenzamos!