MÉXICO.- Es una de las mejores del mundo y está dispuesta a aceptarlo. La clavadista Paola Espinosa pertenece a una nueva generación de mexicanas a quienes el liderato y la competitividad ya no les asusta, está lista para advertirle al mundo que quiere comérselo a puños. “Estoy muy orgullosa porque lo demuestro a cada momento y porque la vida me ha demostrado que soy una mujer exitosa, con talento y con fuerza”, dijo la clavadista, quien regresó de la Copa del Mundo con el bronce al cuello. A sus 22 años, Paola ha logrado por segunda vez su clasificación a los Juegos Olímpicos. En la Copa del Mundo amarró su lugar en la plataforma de 10 metros para coronar un ciclo en el que, la mexicana ha destacado como una de las más exitosas del deporte al ser la máxima ganadora de preseas en los Juegos Panamericanos de Río 2007 con cuatro, tres de ellas de oro. “Ahorita me siento muy segura de mí, de mi trabajo, de mi entrenadora, todo eso me respalda, y tengo el soporte para decir ‘claro que soy buena y soy de las mejores, claro que estoy dentro de los tres primeros lugares, pero puedo ser primera’ y eso me hace sentir muy bien”, reflexionó. Una actitud que contrasta con generaciones anteriores, donde estaba mal visto que una mujer alzara la voz para reconocer sus méritos y el deseo de competitividad tampoco era una cualidad aplaudida. “A pesar de que muchas veces, la gente piensa que por ser mujer no tienes la fuerza o la convicción o sueño bien plantado te tapan de muchas maneras, pero realmente hemos demostrado que están equivocados que podemos ser igual o mejor que los hombres”. La clavadista aceptó que este camino de equidad que se abre ante ella no hubiera sido fácil de no haber contado con la labor de otra mexicana exitosa: Ana Gabriela Guevara, quien fuera subcampeona olímpica en Atenas 2004.Ahora le gustaría tomar la batuta de liderazgo que la sonorense dejó tras su retiro.“Espero que sí, siempre he soñado con llegar a Juegos Olímpicos y tener una medalla, me gustaría mucho si así es poder tomar el estandarte”, afirmó Paola, quien desde los siete años resolvió que quería perseguir un futuro en los clavados. Espinosa se dio cuenta desde la infancia lo duro que resulta perseguir un sueño, pero aprendió una férrea disciplina directo del ejemplo de una de las personas más significativas: su madre. “Siento que mi familia, mi hermana y mi mamá han sido un gran apoyo, que ellas han sido mucho más fuertes que yo, sobre todo ella, porque es la que se vino a vivir a México conmigo sin mi papá y sin mi hermana, porque ha dejado muchas cosas por mí y siento que es una mujer con mucho carácter y me ha enseñado todo”. Paola aprendió a competir, a convertirse en la mejor, a no desistir. Sobrevivió a la tormenta de perder la tutela de Jorge Rueda poco antes de Atenas 2004. Al lado de su entrenadora china Ma Jin ha alcanzado uno de los mejores picos de su carrera, no sólo está lista para Beijing 2008, se ha preparado para triunfar.
