Jueves, 19 de Junio 2025
Deportes | Andrés Palacios dejó detalles sueltos pero sin rematar

López Chaves sufre a causa de su espada

El torero hace una faena malograda por el uso de los aceros

Por: EFE

MADRID, ESPAÑA.- Importante faena a cargo de López Chaves, hoy en Madrid, sin embargo malograda por el mal uso de los aceros, en una función en la que confirmó alternativa José Calvo, viéndose superado, y en la que Andrés Palacios dejó detalles sueltos pero sin rematar.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Adelaida Rodríguez, que tomaban antigüedad, bien presentados y de juego variado. Los mejores, primero, pronto, noble y repetidor, con un buen pitón izquierdo, y también el quinto, que tuvo nobleza aunque con un punto de genio. Tercero y sexto, flojos y a menos; segundo, manso y "rajado"; y el cuarto, soso y desrazado.

José Calvo: pinchazo hondo y cinco descabellos (silencio tras un aviso); y estocada y seis descabellos (silencio tras un aviso).

Domingo López Chaves: bajonazo y descabello (silencio); y dos pinchazos y descabello (ovación).

Andrés Palacios: estocada y tres descabellos (silencio); y media y descabello (silencio).

La plaza tuvo algo menos de media entrada en tarde espléndida

LA ESPADA, VIEJA ENEMIGA


No es la primera vez que López Chaves pierde oportunidades de triunfo por culpa de la espada. Echando la vista atrás, uno de los casos más representativos fue también en Madrid, en el año 2006 cuando pinchó una gran faena a un toro de Adolfo Martín, y esa misma temporada también perdió otro triunfo en Zaragoza.

Pero sea como fuere, y tras dos años en los que poco a poco ha ido perdiendo fuelle, hoy tenía una oportunidad de lujo para reivindicarse en una plaza como Madrid, que además suponía el primer festejo de esta temporada para él, pero, maldita espada, volvió a cruzarse entre él y el triunfo.

Fue lo más importante del festejo, esa faena al quinto toro, noble y con un potable pitón derecho, al que Chaves toreó templado y muy pausado por ese lado con tres tandas de muletazos de extraordinaria largura y ligazón. Compromiso del torero, que no se arrugó y fue a por todas, y que también anduvo tesonero al natural, aunque por ese pitón el toro no fue tan colaborador.

La pena, ya está dicho, fue la espada. Dos pinchazos y un descabello dejaron en una sola ovación una labor que pudo haber sido de oreja.

Su primero fue toro que manseó en todos los tercios, saliendo suelto, punteando al final de cada pase y buscando las tablas al segundo muletazo. Chaves intentó sujetarlo por todos los medios, e incluso sacó una estimable serie de cierto mérito por el lado derecho. Pero el "hándicap" del toro, siempre a la defensiva, imposibilitó el lucimiento.

José Calvo no supo aprovechar del todo al noble animal que abrió plaza, toro bueno, con un importante pitón izquierdo, al que el toricantano no llegó a coger el aire, viéndose en algunos momentos incluso desbordado.

Tiene elegancia y reposo en las formas este torero, pero a la faena le faltó limpieza, y, sobre todo, "ángel", pues apenas trascendieron algunos muletazos sueltos de cierta estética, insuficiente para un toro que debió ser arrastrado al menos sin una oreja.

El cuarto fue otro cantar, toro soso en extremo y desrazado, que inhibió de interés todo lo realizado por Calvo, que de nuevo se le volvió a notar el escaso rodaje de las últimas temporadas y los nervios de un compromiso tan importante como es su confirmación en Madrid, doce años después de tomar la alternativa.

El primer toro de Palacios tuvo nobleza aunque le faltaron fuerzas. El astado tomaba bien los engaños a media altura, pero avanzaba la faena comenzó a quedarse cada vez más corto y reservón. El hombre hizo un esfuerzo para conseguir templados muletazos con la mano diestra, componiendo la figura, pero entre la sosería del animal y su flojedad echaron todo al traste.

El sexto fue una fotocopia del anterior, con un buen tranco en los inicios de trasteo en los que Palacios destacó con unos ayudados por alto a pies juntos sin enmendarse. Comienzo reposado y embraguetado de Palacios con muletazos de buen aire, aunque el trasteo, como el toro, fue perdiendo fuelle y todo quedó en un simulacro.

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