Futbol sin balón

La situación que viven los jugadores del Puebla por la falta de pago de sus sueldos realmente no es tan grave en estos momentos, pero pudiera empeorar en la medida que no solucionen sus diferencias los dirigentes del club.
A los camoteros les pagan por adelantado su sueldo mensual, pero en este caso lo correspondiente a febrero no les ha llegado y es donde el plantel empieza a resentirlo.

Sucede que los propietarios del Puebla son Francisco Bernart con el 51 por ciento de las acciones y Ricardo Henaine con el restante 49 por ciento.
En un acuerdo entre ambos accionistas Bernart dejó la administración del equipo a Henaine y así venían funcionando durante los últimos torneos, pero a raíz de algunos desacuerdos por el manejo del dinero, Henaine recientemente dejó de administrar al equipo y demandó a Bernart.

Por esta razón actualmente el Puebla está a la deriva y nadie responde económicamente por él. Al parecer el problema entre los accionistas no tiene una solución a la vista y eso puede poco a poco hacer crisis en los jugadores y afectar el rendimiento del equipo.

Otro club en problemas de dirección es Jaguares de Chiapas, cuyo presidente, Antonio Leonardo ya entregó el equipo al gobierno del estado y se desligó de la institución.
En lugar de Leonardo asumió como presidente el español, Olaf Bonales, quien está acusado de presuntas falsificaciones de documentos y no está reconocido por la FMF para fungir como dirigente del cuadro chiapaneco.

Igualmente en el caso de Jaguares de Chiapas los problemas de dirigentes pueden hacer mella en el equipo y afectarlo en su desempeño.
Sin ir muy lejos el primer desatino de la nueva directiva fue el cese del técnico Luis Fernando Tena.

En el Guadalajara continúan las restricciones a los medios de comunicación. ¿Cómo se puede entender que ofrezcan una conferencia de prensa con jugadores al final de un entrenamiento cuando no se permite el acceso al mismo?

Ayer el Guadalajara entrenó en las canchas de Multigol pero los “guarros” del Rebaño se adueñaron de esas instalaciones (que no son suyas) e impidieron el ingreso de los reporteros. Se había anunciado que el entrenamiento era a puertas cerradas pero que habría acceso a las 11:30, sin embargo en ningún momento se permitió el ingreso.

El colmo fue que más de medio centenar de aficionados convocados por una empresa fabricante de toallas femeninas, sí pudieron ingresar al entrenamiento y hasta se tomaron fotos y recibieron autógrafos de los jugadores.
Bueno, la diferencia es que cada patrocinador que contrata un evento de firma de autógrafos para sus clientes durante un entrenamiento del Guadalajara paga 100 mil pesos por evento.

Comentarios: elopez@informador.com.mx