Domingo, 12 de Octubre 2025
Deportes | El domingo se conocerán a los seleccionados nacionales

Fin de semana decisivo

Hoy se reanuda el selectivo ecuestre, y en esta segunda serie quedará definido el equipo que representará a México en los Juegos Panamericanos

Por: EL INFORMADOR

Sergio Nieto en las practicas previas al selectivo en el Guadalajara Country Club. M. FREYRIA  /

Sergio Nieto en las practicas previas al selectivo en el Guadalajara Country Club. M. FREYRIA /

GUADALAJARA, JALISCO (25/AGO/2011).- Con la prueba de velocidad a las 12:00 horas en el Guadalajara Country Club, este jueves se pone en marcha la segunda y definitiva serie para formar el equipo mexicano de Salto de Obstáculos que participará en los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011, que se disputarán a mediados de octubre próximo.

Este miércoles se realizaron dos actividades, la inspección veterinaria que se realizó sin mayores novedades, revisaron a los caballos participantes sin que hubiera nada que impidiera su participación en el selectivo.

Posteriormente se realizó una ambientación, donde los jinetes tenían la oportunidad de pasar 90 segundos en la pista para acomodarse a las condiciones de la competencia.

En esta segunda serie selectiva participarán 31 binomios, de los cuales tan sólo diez binomios recorrieron la pista, algunos ni siquiera tomaron un obstáculo y tan sólo trotaron en la pista.

Los binomios que pasaron fueron: Gabriela Mizrachi montando “Unlimited”, Juan Carlos Franco sobre “Chin Quin”, Sergio Nieto y “Fabiana”, Federico Fernández en “Victoria”, el juvenil tapatío José Alberto; Martínez en “Leonard”, Salvador Oñate en “Paldatus”, Saúl Moreno en “Chepepe La Escondida”, Mario Oñate en “Vicky Van Het Geinsteinde”, Juan Vicente Mendoza en “Uno Momento” y Juan Carlos Franco sobre “Huisache”.

La novedad fue la presencia de Federico Fernández del Club Hípico Coapexpan montando “Victoria”, quien no participó en la primera serie debido a que su yegua estaba lastimada y no pasó el examen veterinario, pero estará en esta segunda serie.

Después de la primera serie, cinco pistas, el primer lugar lo ocupa Alberto Michán montando “Rosalía La Silla”, quien ha pasado limpio los cinco recorridos y tiene 2.82 puntos de penalización por exceso de tiempo; en el segundo lugar se encuentra Nicolás Pizarro, del Estado Mayor Presidencial, montando “Crossing Jordan”, quien tiene 9.77 puntos de penalización; en tercero marcha Lorenza O’Farrill, de la Escuela Hípica Las Águilas, sobre “Valentina” con 12.95; en cuarto, Antonio Maurer, también de Las Águilas, montando “Callao” con 18.83.

En quinto, Manuel Álvarez, del Club Hípico de la Ciudad de México, sobre “Spirit Magic” con 19.46 puntos; en sexto, Enrique González Delgado, de la Escuela Hípica Las Águilas, montando “Criptonite” con 22.34 puntos.

El mejor tapatío es Juan Vicente Mendoza, de la Escuela Hípica Jalisciense, montando “Uno Momento” con 26.43 puntos.

Salvo los dos primeros lugares, Alberto Michán y Nicolás Pizarro, el resto de los lugares están muy apretados y falta toda una serie, cinco recorridos, donde se decidirá todo.

La dinámica de la prueba de hoy

Este jueves se disputará una prueba de velocidad, donde cuenta el tiempo, cada barra derribada cuenta en tiempo, El ganador tiene cero puntosy el resto cuenta el 50 por ciento de los segundos excedentes, es decir si el segundo lugar termino dos segundos después del líder tiene un punto de penalización.

Dan su opinión sobre el Selectivo de Salto Ecuestre

Alberto Aldana

La calentura y la soberbia, los enemigos a vencer


La calentura y la soberbia son a la equitación lo que la kriptonita a Superman, afirma el jinete Alberto “Tito” Aldana. Más sabe el diablo: tiene 58 años de edad, la mayor parte vivida sobre una cabalgadura, y es el retrato de la experiencia a caballo. Sus caballos: “Ravel”, de 16 años de edad, y “Pyrennes de Louzes”, de ocho años. Tito y “Ravel” son el binomio más añoso de Guadalajara, pero al cabalgador lo de la edad lo tiene sin cuidado. Sabe que el ecuestre es un deporte en el cual la veteranía ayuda, más que perjudicar.

Un poco con menos estatura, un poco más mexicano, Tito Aldana tiene un aire de Clint Eastwood, un montón de trofeos que ha conseguido en su carrera como jinete de competencias y una personalidad que transcurre entre el reconocimiento de los logros personales y la humildad. Durante 2010, de siete finales nacionales para caballos de siete años de edad, se llevó cinco primeros lugares, un segundo y un cuarto, con “Pyrennes de Louzes”, relata, sin modestia falsa, y enseguida cuenta que los trofeos que ha conseguido durante casi tres decenios están guardados, porque le parece presumido tenerlos en casa, donde el primer espacio lo ocupa su familia.

Ojo: no todo ha sido felicidad. En 2004, el jinete estrelló su cara y trituró su nariz contra una barra, frente a la reina de Holanda, Beatriz Orange. Del accidente, “Ravel” fue el segundo protagonista: “No debí haberlo subido porque no estaba listo, pero a veces la calentura de la competencia te nubla la visión y cambias el plan original. Eso casi nunca funciona”. Su esposa, Ruth Zuno, interviene: “Este deporte te ubica. Un día ganas todo y el siguiente día estás en el suelo”.

En el campo ecuestre hay muchas barreras, pero sólo dos caminos, afirma Tito Aldana. El primero: un jinete pierde el piso —o se lo encuentra de frente—, en el momento que la arrogancia se posesiona sobre él. Segundo: si el jinete se enfoca en hacer las cosas bien, es probable que la ley de la gravedad se ponga a su favor.

Por supuesto, la atracción de todas las cosas hacia el centro de la tierra es sólo un principio en la equitación: “Hay circunstancias que no dependen de ti: si el caballo no es el correcto, si se lastima, si te estresas demasiado en la competencia... hay que practicar, capacitarse, trabajar”. Eso, en cuanto al jinete. ¿Y los caballos? ¿Los hay buenos y malos? Los hay. “El corazón, la bravura y el arrojo de los caballos los define Dios y la genética”. Al binomio entre el hombre y la bestia lo define el tiempo: “Es como las manzanas; no debe estar verde ni maduro”.

Alberto Martínez

Una orden que acabó como placer


Podría decirse que Alberto Martínez se hizo jinete por obligación y deportista por puro placer. Cuando era un niño, se dijo que jamás montaría un caballo, después de ver una caída de su hermano. Se lo dijo tantas veces, que su padre tuvo que obligarlo a subirse. Eso ocurrió hace 11 años. Hoy, es difícil que alguien convenza al joven, de 22 años, de bajarse del albardón.

No sólo no se baja. Salta obstáculos y, cuando se puede, gana medallas por hacerlo.

Quizá, el padre de Alberto sabía lo que iba a ocurrir si obligaba a su hijo: “Vas a montar sólo tres meses y no te estoy preguntando. Después tú decides”, le ordenó. Cuando pasó el trimestre el muchacho estaba encantado. Sigue igual. Tanto, que cuando se le pregunta a qué edad le gustaría retirarse, habla de un futuro con una familia prolífera. “Me gustaría competir al lado de mis hijos y mis nietos”, planea.

Pero, para volver a la escena, Alberto es un veinteañero, un estudiante universitario. ¿Se puede ser joven y ser un jinete que ha participado con buenos resultados en competencias en México y otros países? “Este deporte te roba un poco de tu juventud. El deporte ecuestre afecta la fiesta y la fiesta afecta al deporte. Te debes cuidar; puedes salir, pero tienes que moderarte”. Asegura que vale la pena: ha participado en dos World Cup, en Suiza y Alemania, y ha obtenido medallas en competencias de México y Estados Unidos.

Lo que sí, aclara, el deporte vale la pena lo mismo que continuar sus estudios en Finanzas, otra pasión, en los que también consigue buenos promedios.

En realidad las finanzas y la equitación son la misma historia, reflexiona el joven. En una y otra disciplina, los protagonistas pueden ir, casi literal, del cielo al suelo de un momento a otro. Ninguna de las dos cosas es fácil de domar. “En ambas debes ir con cuidado y tener madurez para no caerte de tal manera que no puedas levantarte”.

Y en ambas se debe estar rodeado de seres de suma confianza. En el ecuestre, esos seres son el entrenador, el caballerango y, por supuesto, el caballo. El que acompaña a Alberto Martínez se llama “Leonard”, tiene 14 años de edad y está con él desde hace seis años. Pronto deberán separarse y eso es el equivalente a cerrar una empresa muy estimada y fundar otra: “En este deporte, el caballo es tu compañero más cercano. Cuando lo dejas, hasta cierto punto vuelves a comenzar”.

Hay un detalle en el que las finanzas y la equitación no se parecen en nada. En las primeras, tu ego debe estar sólido, pero a bordo de un caballo, “el deporte se encarga de bajártelo”.

Juan Carlos Álvarez

Jinete de nacimiento y por decisión


Es probable que las primeras imágenes de la vida de Juan Carlos Álvarez hayan sido de hombres y mujeres a bordo de cabalgaduras. Tanto en obras de arte como en vivo; sus ancestros son grandes aficionados, coleccionistas, criadores y jinetes, relata el joven de 20 años de edad, la mitad de los cuales han transcurrido entre la siembra de destreza y la cosecha de reconocimientos.

Es natural, porque los recuerdos más antiguos de Juan Carlos están ligados a los equinos: “A los tres años me paseaban en ponis”, dice, cuando se le pregunta por su infancia. E igual ocurre con los recuerdos que siguen, y los que siguen y los que siguen.

Quizá, en toda su vida el joven ha estado lejos de los caballos sólo por un par de años. Cuando cumplió siete se cayó y rompió una clavícula mientras montaba. En ese tiempo pensó que sería mejor dedicarse a otro deporte, como el basquetbol. Pero ocurrió algo: cuando Juan Carlos saltaba para encestar, en realidad su cerebro saltaba una barra; cuando corría tras el balón, su cuerpo extrañaba un cuaco; cuando lo botaba, a la mano le faltaba un fuete.

En ese tiempo, se hizo buen amigo de José Antonio Álvarez, quien entrenaba con el jinete Javier Fernández, y de alguna manera lo influyó para volver a la montura.

“Al principio era malito”, afirma con modestia Juan Carlos Álvarez. En realidad no debió ser tan malo. A los 10 años, poco tiempo después de su regreso, obtuvo buenos resultados en su primer concurso, con barras de 90 centímetros de altura. Desde entonces los desenlaces felices continuaron: en 2005 quedó subcampeón nacional infantil; un año después se llevó ése campeonato; en 2008 fue el campeón nacional juvenil y ganó en su categoría el Concurso Intercontinental de la Juventud; en 2009, repitió como campeón nacional juvenil…

¿Tantas medallas no hacen daño a tan corta edad? “La verdad, yo siempre me he sentido en mi lugar. Cuando comienzas a sentirte superior, este deporte te regresa”, coincide con otros jinetes, principiantes y veteranos.

Otra cosa que un cabalgador de 20 años debe aprender es a combinar el brío con el deporte: “A veces es complicado, porque entre la gente de caballos hay buenas fiestas y nos divertimos mucho, pero siempre hay que evitar los excesos”.

Así, Juan Carlos suelta su juventud en las reuniones, pero al día siguiente, cuando cabalga sobre “Lord 947” muestra que en el ecuestre nació y ahí ha madurado.

PARA SABER
Habrá que recordar que el equipo mexicano está integrado por cuatro binomios titulares, según su puntuación en las dos series eliminatorias, y dos reservas por observación.

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