Entró por la de servicio y... a punto sale por la puerta grande

Madrid, España.- Para sustituir al herido Serafín Marín se barajaron nombres, determinándose al fin el de Diego Urdiales, un torero cabal que entrando por la puerta de servicio a punto estuvo de salir por la grande…
Entoldado el cielo con presagio de tormenta, casi se llenó el coso, respetando Tlaloc, el dios azteca de la lluvia, apiadándose del público dejando solo un chipi, chipi que no llegó a más. Bien y gracias.

Tenía interés por ver la corrida de Carmen Segovia de la línea del caballero y amigo siempre bien recordado Álvaro Domecq y Diez, desafortunadamente vino desigual de presentación y juego, destacando el que abrió plaza, un ejemplar muy en el tipo de Torrestrella que hermoso de estampa, con hechuras, sacó gran calidad y fijeza; claro y noble de extraordinaria clase y bravo que embestía sin que lo citasen con mucho temple, rebozándose, largo de desplazamiento y empleándose a fondo; magnífico en verdad para triunfo grande.

En el mismo lote emparejando estuvo el cuarto, una catedral con 645 Kgs, grandulón, muy alto, amplio de caja y largo que si bien no tuvo ni con poco la calidad del primero, sí resultó noblote y manejable obligando a Diego Urdiales a ponerse en el sitio, consentirlo, aguantarlo y tirar de él. No me disgustó el sexto, toreable y que dejaba andar que no fue aprovechado en la medida de sus condiciones, cuando los tres restantes acusaron mansedumbre regateando en el castigo y escupiéndose del encuentro apenas sentir la puya debiendo de ser picados tapándoseles la salida llegando al tercio de muerte midiendo mucho y mirando los muslos en un peligro sordo que parte de la concurrencia no supo ver. Así...

Así, qué pena que el substituto Urdiales, luego de una faena plena por su plan y trazo, cogiéndole la distancia al bravo primero para cuajarle una faena muy centrada en series de ayudados por abajo con la mano derecha y al natural con la izquierda rematadas con espléndidos de pecho vaciando mucho y sacando la testuz por la hombrera contraria dejándose rozar los pitones en las chorreras de la blusa, metiéndose al cónclave al bolsillo. Gusto y prolongada labor recibiendo un aviso aún antes de entrar a matar, tirando por la borda su meritoria obra al pinchar en tres viajes rematando con casi entera contraria y trasera lo que le impidió cortar la oreja quedando todo en saludos desde el tercio.

Se le veía a Diego una determinación de enjundia para conseguir el éxito a como diera lugar, y en el cuarto el imponente torazo cinqueño, se dio todo planteándole una faena en la que el sitio; el aguante; el valor sin concesión y la absoluta entrega tirando del astado, hilvanarle pases por los dos lados y con ambas manos que se le jalearon. Temple y exposición exprimiendo al de Segovia para igualarlo y cuadrarlo con eficacia y sepultarle un estocadón hasta los gavilanes para ganarse a ley la oreja.

Ay, si no hubiese pinchado al soberbio primero estaría sintiéndose rey saliendo por la puerta grande, empero… Empero lo realizado por Diego Urdiales, ahí quedó por propios merecimientos.

Después de haber visto su paso en el anterior ciclo isidril, con valor espartano, rifándose la vida y logrando sentarse en el banquete del triunfo, ver al Fernando Cruz de la actualidad me decepcionó… Y no, no se crea que porque desperdició alguno de sus toros, que no ya que se llevó el hueso del encierro; pero sí, por cuanto a su actitud carente de coraje para pelearse con los mansos denotando desgano y… Y falta de ánimo, a lo que si se añade lo desacertado que anduvo con los aceros, los largos y cortos, sumó cinco pinchazos con otros tantos golpes de descabello escuchando pitos.

Con el quinto, otro burel al que había que lidiarlo y matarlo, aunque un poquitín más empeñoso, muy escaso lucimiento alcanzó, estando por lo menos breve con la espada cobrando entera en sitio que bastó. Ni duda cabe que cuando los toreros de valor no lo muestran, pues con bien poco se quedan. Cosa, pues, de reflexionarlo Fernando…

Y reflexión, mucha reflexión, profunda reflexión, seria y determinante reflexión creo que es la que debe tener Pedro Gutiérrez Lorenzo “El Capea” luego de su actuación frente a un toro manso, el tercero, al que había que domeñar con técnica y recursos; vamos con el oficio de una escuela bien aprendida de la maestría de cátedra de una gran figura del toreo como lo ha sido su padre, continuando el muchacho sin relajarse, rígido, muy rígido y descompasado tanto de capote con algún desarme, como de muleta, con la que anduvo muy sobrado de precauciones. Mal matando, se va desde que se perfila estrellando, que no encelando, el engaño en la cara del toro pinchando en tres ocasiones para al final cobrar una entera para silencio.
Y con el que cerró plaza…

Con el que plaza cerró, un astado manejable con el que empezó empleándose más decidido, al paso del trasteo que fue de más a menos, se fue perdiendo en una expresión diluída que le hacía verse confundido, como ya sin saber qué hacer cuando los tendidos no le respondían y sin que el gusto lo acompañara. Afortunadamente mato al primer intento con entera suficiente retirándose, como en su primero, dentro de un silencio que…
Reflexión, muchacho, reflexión…

Para hoy, la séptima del serial con ganado de José Luis Pereda y La Dehesilla para el veterano Luis Francisco Esplá, ese maestro alicantino muy del gusto de la plaza de Madrid, alternando con Luis Miguel Encabo y Antonio Ferrera en un cartel de banderilleros que seguramente lucirán.

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