De los Toros con Verdad, por Francisco Baruqui M.

Y no…  Por acá se sigue sin que salga una aunque levemente esperanzadora promesa de las filas novilleriles mexicanas.  Los nacionales no asimilan y cada día hay la conciencia de que para que aparezca alguno de los que no se hayan llevado a tierras ibéricas administraciones con maestros españoles, la Virgencita de Guadalupe tendrá que hacer el milagro…

Sí, porque de otra forma no…

Otra entrada que…  Que para qué le digo…  Ochocientos treinta y nueve espectadores más una treintena de infantes y…  Y cuatro canes callejeros ingresados por el portón de pases, vamos que…

Partieron plaza dos alternantes toda vez que el colombiano no llegaba, apareciendo a media lidia del que abrió función pidiendo disculpas sentidas a la autoridad y al público y…  Y qué bien que llegó, que si no…

Novillada de Campo Hermoso de Pablo Suárez Gerard que tiene su dehesa en San Miguel Allende, Guanajuato.  Encierro variopinto de presentación decorosa aunque dos berrendos astigordos de cuernas, que cumpliendo en el castigo acusaron fuerza justa en un embestir manejable, sin complicaciones que a excepción del tercero y sexto, ambos del chaval de Colombia que fueron aprovechados a tope, los restantes, con un quinto para triunfo grande, resultaron por encima de lo que sus matadores hicieron.

Gratísima presentación de Fernando Alzate que vino a por todas…  Vistiendo de lujo con terno espuma de mar y oro, impactó tanto de capote como con la zarga saludando con largas cambiadas de hinojos, para plasmar la verónica con cadencia y quitar variado con chicuelinas y tafalleras que se le jalearon para en la faena, dar inicio de rodillas en el centro del platillo en serie de cinco, y de pie ya, desbordar un toreo de temple y mando, con ritmo, mucho ritmo, planteando sus obras en un pisar fuerte, con solidez, sin dar pasos de más ni de menos, siempre yendo pa’ álante, estructurando con mucho trazo y ligazón, muy reunido y con gusto en series de redondos que le valieron carretadas de palmas.

Supo Fernando mantener el nivel en sus dos metiéndose al público en un puño, asentadas las plantas, encajados los riñones, empleando la elasticidad de sus muñecas imponiéndose en una labor larga de ayudados por abajo con la derecha y al natural con la zurda, embraguetándose de verdad,  rematando con soberbios pases de pecho, que no de costadillo, vaciando y sacando el testuz a la hombrera contraria ciñiéndose los pitones a las chorreras de la blusa.  Transmite y conecta con su expresión…  Le veo futuro.

Y como cierre, al tercero le instrumentó bernadinas que mi siempre querido amigo, el esteta catalán Joaquín Bernadó las hubiese firmado, como con el sexto una serie de manoletinas fajándose al burel y con la concurrencia aplaudiendo.  En su primero, tras de un pinchazo en lo alto saliendo rebotado, sepultó la hoja entera atracándose de toro para ganarse a ley una merecida oreja y…

Y, ay…  De no haber pinchado en varios viajes al que cerró plaza, — no se pasa en el embroque dejando muerta la mano de la muleta que es la que mata —, por lo menos otro apéndice más habría cortado, aunque el nivel de la faena era para dos.

De pie, que sí, ha caído este chaval colombiano al que de continuar en la línea de lo que mostró, le auguro un porvenir promisorio en la tan hermosa como difícil profesión.  ¡A REPETIRLE PRONTO..!

Y, creámelo, hubiese querido decir lo mismo de los otros dos pero…

Si acaso el excesivamente delgado Jorge Adame originario de la torera tierra de Aguascalientes, se miró más enterado, sabiendo de qué va esto, pero sin transmitir, primero con una res con tipo de vaca vieja que abrió con la que quitó por ceñidas gaoneras mirándose entusiasta con los rehiletes alternando con el tapatío, no salvándose de una cogida sin consecuencia mayor que el susto, estando breve con el acero saliendo a saludar; para con el cuarto en similar tenor con momentos aislados y nada más…

Por cuanto a Julio de la Isla…  Si acaso con disposición mayor que otras veces pero sin avanzar en lo mínimo.  Muy desigual con las banderillas buscando el efecto, — esos pares al violín para la masa indocta que se motiva con bisutería —, y encontrando toro con dificultad cuando sigue justo de valor fincando su labor en toreo sobre piernas, sin relajamiento, más preocupado por la búsqueda de lo estético que de imponerse, mandar y templar, sobre todo llevándose el premio con ese quinto que traía las orejas prendidas con alfileres, al que le dio no menos de un centenar de pases; cómo metía el morro con claridad y son, no mirando más que el engaño pero…  Pero podía más la desconfianza y el estar presto para irse que quedarse y torear.  Aburrió siendo despedido entre gritos de ¡toro..!  ¡toro..!

Es difícil, muy difícil, dificilísimo sobre todo en esto del toro darse cuenta de la realidad; y escribo esto con mi mejor afán de que un joven pueda buscar, — deseándole que lo encuentre —, su futuro en otros caminos porque en éste… Medítelo Julio deseándole la mejor de las suertes.

Como suerte tuvimos para que en tres respetara  la lluvia, cayendo luego y abriéndose el cielo en el último.

E insisto y repito, atención con Alzate que trae cuerda y de la buena…