De los Toros con Verdad, por Francisco Baruqui

Hay un refrán campirano que expresa el desencanto cuando se tenía una ilusión que se iba convirtiendo en realidad: “Cuando hay para carne…  es vigilia.”

Y escribo lo anterior toda vez que la gente, motivada por la confección de un cartel más atractivo por los nombres que se colgaron, se metió a la plaza en número mayor reflejando un ambiente de esperanza.

Y así iba el curso del festejo cuando los astados de Xajay que conformaban una novillada con presentación y astifina de cuernas, cumpliendo en el castigo en varas, sacaron clase, nobleza, recorrido y son, muy buen son para realizar el toreo de cadencia.  Claros metían el morro abriéndose en los engaños los que tomaban con celo y estilo manifestando condiciones para triunfar con ellos.

Si acaso el que abrió la tarde justo de brío pero dejando hacer; como el segundo con mejor tranco y el tercero con más fortaleza y transmisión, vaya emotivo y encastado que se adueñó de la situación; como el cuarto que me hubiese gustado verlo no bajo el diluvio que caía y en las deplorables condiciones de barrizal en las que quedó convertido el ruedo.

Me gustaron los xajeños que, dentro de matices, tuvieron movilidad y cualidades para el triunfo.  Aunado a esto, la función transcurría interesante por la disposición de los toreros que salieron, los tres, en franco plan de novilleros, dándose por entero en la expresión que cada uno de ellos tuvo del toreo de acuerdo al sentido interpretativo del arte y la sensibilidad torera.

He visto gratamente  a Manuel González “Montoyita” que había dejado un recuerdo de dolor cuando un novillo de Jorge de Haro le partía la boca y varias piezas dentales en una de sus anteriores actuaciones.  Ahora, con más asentamiento y reposo, gustándose y gustando brindó dos faenas poniendo de manifiesto sus avances.  Toreo de muleta relajado, poniéndose en el sitio y planteando sus trasteos con solidez para hilvanar series muy templadas, afinado, con la diestra y la zurda rematadas con justeza para ganarse el jaleo cerrando con ceñidas manoletinas que impactaron en el público.  En su primero no se salvó del arropón para terminar de pinchazo quedándose en la cara y soberbia estocada volcándose por sobre del morrillo,  aquí sí pasándose y haciendo la cruz, para ganarse una oreja y…

Y una pena que fallase en su segundo recibiendo un aviso, cuando de nueva vez se había proyectado con su toreo adentrándose en el ánimo de los presentes.

Enhorabuena chaval y a seguir por esa senda….

Como senda de éxito ha encontrado el novel saltillense Luis Manuel Pérez “El Canelo”, quien luego de su experiencia española que le ha permitido asimilar una perspectiva positiva, ha venido con una determinación a tope por triunfar a como diese lugar.

Con el segundo, el único que mató por el temporal que derivó en suspensión, lo recibió en el centro del platillo para instrumentarle de recibo, sin probarlo siquiera, gaoneras embraguetadas que sacudieron a la afición.

Supo aprovechar las bondades del novillo con sus formas tan bullidoras como espectaculares, cogiendo los palos para clavar dos cuarteos, el segundo con galleo y un tercero al violín que le valieron los aplausos, para con la zarga…

Con la zarga verlo pensante en la cara del burel, comprendiendo su lidia imponiéndose con mando y temple en toreo por abajo con ayudados con la derecha y naturales despaciosos, lentos, deletreando los tiempos del pase, muy reunido, acompañando y desbordándose en series medidas bien rematadas con largos de pecho que le valieron el batir fuerte de palmas.  Con mucha decisión una vez que cuadró e igualó al bravo y noble astado, se fue tras del acero para sepultarlo en estocada a toma y daca entera traserilla saliendo empitonado cerca del vientre quedándole rota la taleguilla.  La autoridad de pacotilla que se padece, — sin determinación ni carácter y sí pusilánime al grado extremo —, dejó que arrastraran al xajeño para que autorizara luego la concesión de un trofeo que tuvo que ser traído y entregado del desolladero…  ¡Bahhh…!

Que pronto repita el de Saltillo que se la ha ganado.

Había escuchado cosas de Luis Conrado y tenía interés por verle.  ¿Mi criterio..?  Un muchacho fuerte, valiente a carta cabal, dueño de una afición que ojalá que le permita asimilar el toreo, que por lo que le ví, podría ser carne de toro…

Era el ejemplar que más exigía y obligaba, con más fuelle y que había quedado crudo del caballo.  Toreando de capote por tafalleras, clavadas las zapatillas en la arena sí, pero adelantando la suerte dejando mucha luz entre la tela y el cuerpo, resultó cogido por la ingle izquierda por el astifino ejemplar quedando colgado del pitón llevándose un palizón y la cornada.  Confusión…  Las asistencias sin saber qué hacer cuando el novel se les soltaba para volver al toro…  Le veía la sangre;  ¡Un corbatín..! — me permití gritarles —, mismo que se le puso para hacer presión en la herida sangrante, cuando no había poder humano que detuviera a Luis Conrado que volvía a la cara del novillo en unas condiciones físicas por demás mermadas lo que le orilló a llevarse otra cogida tras de la cual, ahora sí fue llevado a la enfermería.

A la salida había aficionados que argumentaban que había “vendido” el percance dadas las expresiones de dolor que acusaba…  Lo cierto es que sus alternantes se le habían ido por delante con una oreja cada uno y él…  El veía que la oportunidad la perdía.

Hay casta torera en el muchacho, cosa será pues de enseñanza que por actitud y disposición las hay de sobra y…

Y ya salido el cuarto, cuando la tarde se ensanchaba de interés y ambiente por como iba de acontecimientos, “hay carne y resultó vigilia…”, los diuréticos de los ángeles y serafines hicieron efecto cayendo agua para dar y prestar teniéndose que suspender el festejo.

Pues ahí hay más nombres para dar la pelea sumando, sí, al del colombiano Alzate que a la espera estará…

Una horita más para que amainara la lluvia y salir…  Y a otra cosa, mariposa, que este arroz ya se coció.