Viernes, 26 de Julio 2024
Deportes | A propósito por Jaime García Elías

* Tibieza

A propósito por Jaime García Elías

Por: EL INFORMADOR

A Ricardo La Volpe, en efecto, aún pueden salvarlo, en el juicio definitivo acerca de su gestión como técnico del Atlas en el Torneo de Apertura que está por pasar del extenso preámbulo al campeonato propiamente dicho... la proverbial tibieza y la falta de personalidad y de convicciones de sus dirigentes.

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A La Volpe no le queda tratar de refugiarse, con la habilidad para la verborrea hipnótica que le caracteriza, en el burladero del pretexto de que él no armó el equipo que anduvo dando tumbos durante toda la campaña y que remató, el sábado pasado, con el oprobioso 4-1 adverso en el “Clásico” ante el Guadalajara, nada menos...

Él hizo la lista de los “refuerzos” que solicitó a sus dirigentes. Él dio, ocasionalmente, la oportunidad de jugar a la “Pulga” Díaz y a Mario Pérez, y luego los marginó por completo. Fue él quien careció del liderazgo necesario para resolver sus conflictos personales con Vargas y Bottinelli; suya es, por tanto, en gran medida, la responsabilidad por el escaso rendimiento de los dos jugadores sudamericanos; ellos, sin ser los “cracks” que afirmaban los vendedores de versos que los acomodan en ese moderno mercado de piernas que abastece a la industria del futbol, sí habían mostrado, al menos, muchos más atributos que los exhibidos en la campaña que está por finalizar... Fue él quien insistió en sostener en la alineación a Miguel Zepeda y a Daniel Osorno. Él se empecinaba en sostenerlos en las alineaciones --encomendándoles, inclusive, funciones de centro delanteros que no corresponden ni a los antecedentes de sus buenos tiempos, ni, mucho menos, a sus muy menguadas condiciones actuales--... y la cancha se empecinaba en reprobarlos.

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Ni se puede quejar, pues, de que no le dieron el material humano necesario para hacer un equipo competitivo --él mismo reconoció que la directiva hizo el esfuerzo de contratar a los jugadores que solicitó--, ni puede reprochar al plantel a su mando indisciplinas tácticas de ningún tipo. (A Pacheco, por ejemplo, el sábado lo puso inicialmente como extremo derecho; sin ser productivo, estaba siendo el mejor jugador del Atlas. Luego lo puso como interior, donde disminuyó su aportación. Al final lo inventó como centro delantero, donde el muchacho se perdió).

Así son las malas parteras, dicen... Sólo que algunas tienen la suerte de que hay quienes les creen a pie juntillas todas sus patrañas.

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