* Revancha

El futbol, como tantas cosas en la vida, ocasionalmente da revanchas.
Como tal, pues (es decir, como una revancha), puede interpretarse la oportunidad que tendrá el Guadalajara, al menos en teoría, para aproximarse una vez más --sería la tercera de su historia-- al título de la Copa Libertadores.

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El gesto que tuvieron los actuales dirigentes del “Rebaño Sagrado”, de llevarse al Estadio Azteca el duelo de esta noche ante la Universidad de Chile, ya fue suficientemente debatido...

Por más que se insista en vender el cambio de sede como un gesto de gratitud a los aficionados capitalinos que se identifican con el equipo más popular de México tanto o más que los tapatíos, parece haber consenso en la convicción de que la medida fue tomada en función del beneficio económico que representa jugar en un estadio más grande, pero principalmente del interés que puede haber en este momento en la capital por las “Chivas”.

En Guadalajara se ha sobreexplotado a los aficionados: tuvieron aquí a su equipo el sábado pasado, ante el Puebla, para el partido inaugural del Torneo de Apertura; lo tendrán aquí el próximo viernes, en el amistoso contra el Manchester United, histórico por cuanto marcará la inauguración del nuevo estadio del equipo más popular de México. Parece más fácil, en esas condiciones, que un encuentro de la Copa Libertadores ante un equipo como la U. de Chile (que no es precisamente, por su historial, un imán de taquilla), atraiga más espectadores en la capital --donde hay público y dinero para todo... amén, por supuesto, de legiones de simpatizantes del “chiverío”-- que en Guadalajara.

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Más allá del aspecto estrictamente comercial, en el futbolístico prevalece la incógnita que se planteaba en vísperas del partido del sábado pasado: si el secreto del éxito del Guadalajara, en la temporada anterior, fue la sorpresiva irrupción del “Chicharito” Hernández como el genio de la lámpara maravillosa, que con un gesto mágico se sacaba de la manga los goles que resolvían a favor de su equipo partidos que se antojaban complicados, está por verse quién será el jugador que cumpla el mismo rol en un futuro inmediato.

Por lo pronto, en el partido contra el Puebla, el técnico José Luis Real utilizó dos fórmulas ofensivas: una con Medina, Vázquez y Arellano; otra con Fabián, Bravo y Dávila...

Una y otra dieron la misma suma total: cero.