* Resucitó

¡La del Santos Laguna fue, literalmente, una resurrección...!

Más que levantarse de la lona; más que salir de la sala de terapia intensiva, los “Guerreros”, haciendo honor al mote, se escaparon de la tumba cuando parecía que ya sólo faltaba el trámite de cubrirla con la lápida.

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En el tercero de los cinco minutos que decidió agregar el silbante Mauricio Morales, ocurrió lo que ya parecía descartado: a resultas del enésimo “ollazo” —recurso desesperado por definición— hacia el área del Monterrey, Fernando Arce (alguien que no se caracteriza precisamente por ser un “caza-goles”...), se encontró con el rebote de la defensiva, y con un remate de cabeza (lo que tampoco es su fuerte...), arrebató, con un gol agónico el boleto para la final que la “Pandilla” ya acariciaba desde que Borgetti abrió el marcador, y que seguramente sintió tener en la bolsa cuando Suazo hizo el 2-0.

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Así se frustró la posibilidad de que Monterrey, el “colado” a la “Liguilla”, redondeara —como en el pasado han hecho el Pachuca o el Morelia, por ejemplo— la travesura de dejar fuera de combate al mejor equipo de la temporada regular (el Guadalajara, en el caso), y se convirtiera, primero, en el gran animador, y, a la postre, en el dueño de la fiesta.

Así se reivindicó la lógica que, una vez que las “Chivas” quedaron fuera de combate, otorgó al Santos Laguna el rango de gran favorito por haber sido el segundo mejor en la etapa clasificatoria.

Del otro lado de la mesa, en los duelos decisivos, estará el Cruz Azul: un equipo que, fiel a su espejo diario, quizá no haya sido espectacular... pero, en cambio, sobrio y todo —frío incluso... y en una de esas hasta desangelado— ha sabido ser eficaz.

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En tanto, Ciudad Juárez ganó el derecho a ocupar, en la próxima temporada, la plaza que el Veracruz dejó vacante. Lo hizo a costillas de una nueva frustración para quienes quisieran volver a ver en el circuito grande a un equipo como el León, que tiene un largo historial y que tuvo sus años de grandeza. Lo hizo porque, más allá de los aspectos románticos que pudieran ponderarse, supo esgrimir en la cancha los argumentos futbolísticos necesarios para confirmar que fue el mejor.

Ahora falta que desmienta a quienes temen que se haya sacado el tigre en la rifa...