* “Recalentado”

El de mañana en el Estadio Jalisco, a la vista de los antecedentes recientes de los protagonistas, será un Clásico “recalentado”, en la más casera acepción del vocablo: potaje que se prepara con restos de comida que se guardan uno o varios días.

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Al partido de mañana no llegarán el Guadalajara y el Atlas en plenitud. Lo hará lo que queda de ellos... En el primer caso, un cuadro diezmado por la sangría que le significó, más en el aspecto cualitativo que en el cuantitativo, aportar a cinco de sus titulares —casi medio equipo, si Pitágoras no miente... y lo más rescatable del equipo, si Javier Aguirre no escogió mal— a la Selección Nacional. En el otro, un equipo de medio pelo, inconsistente, avaro en luces y generoso en sombras, que se ha pasado la temporada cayendo y levantando (como la burrita de la vieja canción: “Dos pasitos p’adelante y otros tantos para atrás”), víctima de sus propias crisis... y de su mediocridad crónica.

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Cuando los seleccionados, de conformidad con el plan de trabajo del técnico nacional, avalado por los dueños de los equipos, se separaron del Guadalajara para reportarse con el “Tri”, dejaron al “Rebaño” con el boleto para la liguilla en la bolsa. Lo dejaron en la cima de la tabla general... Una semana después, al confirmarse que los jugadores que estaban en la banca no tienen la estatura futbolística de los que se fueron, el Monterrey ya lo atrapó; el Toluca amenaza con hacer lo propio en el grupo... y aun Pumas y Santos Laguna lo tienen, en teoría, en la mira.

Así, el equipo que llevó la voz cantante desde las primeras escaramuzas del certamen, podría llegar al verdadero campeonato como miembro del coro... y gracias.

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El caso del Atlas es —como de costumbre, dicho sea de paso— patético...

La victoria del sábado pasado en Pachuca, sin los extranjeros que han alineado regularmente durante la campaña (Barbosa, Fuentes, Bottinelli y Vargas), alimentó una ilusión que, a la vuelta de unos cuantos días, se transformó en desencanto: la derrota del miércoles, en casa, ante el modesto y alicaído Puebla, dejó en claro que, bien visto, el plantel rojinegro es tan limitado y el funcionamiento del cuadro es tan irregular con los supuestos “refuerzos” sudamericanos que sin ellos.

Al final de cuentas, pues, unos y otros están hechos del mismo barro.