* Leandro

La lista ya estuvo. Ahora falta el equipo... Y lo más importante: los resultados.

Sven-Goran Eriksson aprobó, con nota de “suficiente”, el primer examen a que fue sometido: demostró que no es ningún tonto, que sí es empeñoso, que es un profesional de su negocio..., y que el español que ha aprendido desde que se le designó técnico nacional en México, le alcanza para entender... y para darse a entender.

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En la lista de seleccionados para el primer compromiso de la eliminatoria mundialista --contra Honduras, el 20 de agosto, en el Estadio Azteca--, la presencia más llamativa fue la de Leandro Augusto. El brasileño naturalizado mexicano, baluarte en la alineación de los “Pumas” en las últimas campañas, apareció como candidato para el “Tri” desde la era de Hugo Sánchez. A Eriksson le bastaron un partido --el del domingo pasado-- y, posiblemente, las referencias de sus auxiliares, para incluirlo, sin titubear, entre los llamados para el compromiso de su debut.

Vendrán, como de costumbre, las expresiones de inconformidad. Alzarán la voz los patrioteros a ultranza, para insistir en su consabida cantaleta (la misma que convirtió en bandera Hugo Sánchez... aunque, a la hora de los mameyes, también él apeló a jugadores naturalizados para llenar las plazas que a todas luces es imposible cubrir con material humano orgullosamente “hecho en México): que las plazas en el “Tri” deben ser para los jugadores nacidos en México; que convocar a naturalizados es como integrar un ejército a base de mercenarios; en fin, que es más honrosa la derrota sufrida exclusivamente con futbolistas mexicanos, que arañar la gloria merced al concurso de equiperos importados.

Ya entenderán que el fenómeno es signo de los tiempos. Que si no implica ningún desdoro para Italia haber incluido a un argentino --Mauro Camoranesi; antiguo jugador del Cruz Azul en México, por cierto-- en sus filas para ganar el Mundial más reciente, y si en España nadie se cortó las venas porque estuviera un brasileño --Marcos Senna-- en el equipo que conquistó la Eurocopa, nada tiene de vergonzoso que se incluya en la Selección Mexicana a un jugador que ha hecho en México su vida, la mayor parte de su carrera, y a quien no se regatea el aplauso por su calidad, ni el reconocimiento por el profesionalismo que ha demostrado, para participar en batallas deportivas que eventualmente darán lustre al futbol mexicano.