* Jornada aciaga

Evidentemente, Ricardo La Volpe tiene razón...

El Atlas perdió en Monterrey porque es materialmente imposible jugar a 40 grados de temperatura. Las piernas se sienten como de chicle. Dan escalofríos. La ropa quema la piel. La cabeza palpita como si fuera a estallar...

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No faltará quien pregunte por qué esas temperaturas calcinantes sólo afectan, como se vio el sábado, al visitante..., y, en cambio, respetan al local.

La respuesta sería la misma: es materialmente imposible encontrar una excusa plausible para la derrota --y más para una derrota por 3-0, que no deja el menor margen para la duda--, a temperaturas de 40 grados: se atrofian las meninges; se reblandece la materia gris; se debilitan las neuronas; se licuan las ideas...

Tampoco faltará quien reclame: “¿Por qué La Volpe, que aconsejó públicamente a la Selección Nacional que trate de anotar primero que el rival y que juegue “con mucha idea” en el partido del próximo día 12 ante Estados Unidos, no da los mismos consejos a los jugadores del Atlas...?”.

Lo cierto es que, si se fijan, el partido del sábado lo perdió el Atlas... pero lo ganó La Volpe. “Ese equipo lo formé yo --dijo al final, en alusión al Monterrey--... ¡Qué grandes contrataciones hice...!”.
(Sólo le faltó el colofón: “¡Che, sos Gardel...!”).

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En el Guadalajara, en tanto, aunque la derrota ante los “Tigres” fue más dolorosa que la de los rojinegros, porque fue en casa y porque los antecedentes favorecían claramente a las “Chivas”, también se buscaron pretextos. Para fortuna de quienes orientaron hacia allá sus baterías, los hubo:  la velocidad devastadora y la solvencia ofensiva de Itamar Batista, por una parte; por la otra, las flaquezas físico-atléticas y los desaciertos técnicos de Galindo y Magallón; adicionalmente --aunque digan por ahí que los ausentes no cuentan, ni para bien ni para mal--, la ausencia de Reynoso en el primer equipo.

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Total, que en el balance de la segunda fecha del Torneo de Apertura, los ex “Tecos”, con el empate rescataron en su visita al Puebla, consiguieron el punto que los cronistas antiguos llamaban “del honor”.

Moraleja de la historia: “Peor es chile en los ojos... y el agua lejos”.

(En vista de lo cual, con la venia del lector amable, abrimos un breve receso. El lunes próximo --si Dios no lo remedia...-- estaremos de regreso).