Viernes, 26 de Julio 2024
Deportes | A propósito por Jaime García Elías

* Chambonadas

A propósito por Jaime García Elías

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA JALISCO.- El domingo, ante el Puebla, el pretexto fue la novatez de los jugadores reservistas de los que echó mano Efraín Flores para guardar entre algodones a los titulares del Guadalajara para el partido de anoche. Y anoche, cuando se tuvieron por lo menos tres claras oportunidades de aprovechar la ventaja que representa ser local, para poner en la lona al Internacional de Porto Alegre y llegar al partido de vuelta con el cubilete en la mano, con buena parte del boleto para la final de la Copa Sudamericana en la bolsa, la empresa se frustró... por las escandalosas chambonadas de Arellano y Santana.
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Fueron, las de Omar y Sergio, pifias mayúsculas: del género de las escandalosas y de la especie de las imperdonables. Fueron lances a la medida para la frase consabida: “Era más fácil meterla que fallar... e hicieron lo difícil”.
Del otro lado de la cancha, cuando seguramente ya los aficionados rumiaban aquello de que “El que perdona pierde”, en los últimos 20 minutos de partido se dieron las facilidades que los gaúchos consiguieran un resultado que les abre de par en par las puertas a la fase decisiva del certamen: primero, las libertades que Reynoso dio, en el área, para que Nilmar le hiciera la faena y pusiera la rúbrica, todo con la pierna derecha; después, la imprevisión de Hugo Hernández: con la distancia que tomó Álex para la ejecución de un tiro libre, estaba más que cantado que haría... precisamente lo que hizo: tocar, con la sutileza con que se maneja un taco de billar, por arriba de la barrera.
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Independientemente de que en este juego sigue siendo cierto que “goles son amores”, hay que ser justos: el Internacional tuvo más personalidad, más presencia de equipo, más recursos individuales, más calidad, más oficio... y, sobre todo, más contundencia que el Guadalajara.
Tras el 2-0 adverso de ayer, en casa, al “Rebaño Sagrado” aún le queda un argumento: demostrar, la próxima semana en Porto Alegre, que ha sido, por alguna misteriosa razón, mejor visitante que local.
Si lo consigue, precisamente ante quienes históricamente han sostenido que, en materia de futbol, “Deus é brasileiro”, será señal de que eso fue antes; de que las cosas han cambiado, y que, en el presente, “Dios es Chiva”.
(En otras palabras, al Guadalajara sólo le queda un recurso para volver a la vida: el milagro).

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