Mauricio Díaz llena de murmullos el Templo de Aranzazú

GUADALAJARA, JALISCO (27/MAY/2010).- El estilo barroco del Templo de Aranzazú y la guitarra de Mauricio Díaz Álvarez fue la combinación que convocó a más de 300 escuchas en el ciclo Música en las iglesias históricas, actividad que forma parte de la decimotercera edición del Festival Cultural de Mayo.

El músico tapatío calificó como emotivo el encuentro que vivó anoche con el público de la ciudad. Puntual a la cita, Díaz Álvarez comenzó su recital con la pieza Suite I en La Menor, del compositor mexicano Manuel M. Ponce.

Con traje negro y guitarra color caoba, el intérprete se colocó delante del altar de la iglesia para tocar las ocho piezas de su programa; los escuchas ocuparon las bancas, los reclinatorios y el suelo; y alrededor de 50 seguidores de la música de guitarra permanecieron de pie, recargados en las paredes. 

Mientras que Díaz Álvarez pasaba de una pieza a otra, algunos curiosos ingresaron al templo para oír la música que parecía un murmullo desde el exterior.

Parte del público permaneció fiel pese a la cálida noche. Las personas transformaron los programas de mano en abanicos, aunque entre los asistentes hubo quienes mostraron decorados y grandes abanicos.

Tanto Suite colombiana No. 2, de Gentil Montaña;  y Cinco ecos de América¸ de Raúl Maldonado, fueron las obras más aplaudidas debido a la destreza del guitarrista tapatío, quien estrenó en México la pieza Canción y danza, de Manuel Millán de las Heras. 

Según el propio intérprete, el programa fue un recorrido por la música de los países latinoamericanos, pues integró piezas colombianas, argentinas y mexicanas.

Para regalo de los asistentes que durante un minuto ovacionaron  a Díaz Álvarez, el músico regresó al escenario para tocar una pieza más.