''Freedom'', remedio de Franzen al malestar político

GUADALAJARA, JALISCO (25/NOV/2012).- El enfado que se generó en Jonathan Franzen entre 2004 y 2005 por la forma en que se desarrollaba la política en su país, Estados Unidos, fue la razón que encontró el escritor para albergar su malestar en "Freedom".

En "Libertad", nombre de la novela en español, Franzen encontró la liberación de su parecer, distinto a las decisiones que tomaba el entonces presidente de su país, George W. Bush, asegura el autor durante su charla con el escritor Jorge Volpi, en la apertura del Salón Literario de la FIL.

Todos sus personajes guardan aspectos de él. Walter de "Freedom",  por ejemplo, es un hombre originario del estado de Minnesota, que carga con el estigma estadounidense de que las personas del oeste son irremediablemente nobles. Pues bien, Walter se muda a Nueva York, y en sus varios experimentos por entrar al tren subterráneo de la Gran Manzana, después de aventones y ceder el paso constantemente, llega a la irritación.

Es la misma sensación del autor con el sistema político de aquel entonces. "El país se estaba aprovechando de los estadounidenses que eran buenas personas", señala el también escritor de libros como "Ciudad veintisiete" (1988) y "Movimiento fuerte" (1992).

Sus novelas, y la obra de ficción contemporánea en general, tuvieron la capacidad de proclamarse por la posibilidad que brinda de conexión, con todo y el paso del tiempo, entre lector y escritor, donde el punto de convergencia son los personajes, explica Jonathan.

Apertura del Salón Literario Carlos Fuentes

"Franzen muestra que lo socialmente entendido como disfuncional no es necesariamente negativo", comenta Raúl Padilla López, presidente de la FIL. Da unos pasos y deja en manos de Silvia Lemus, viuda de Carlos Fuentes, la medalla conmemorativa lista para entregarse a Jonathan.

La estatura de Jonathan Franzen no concuerda con la de Silvia Lemus, encomendada a colgar la medalla en los hombros del autor; pero él no da tiempo a más batalla y se deja caer en la silla, golpe que remata con carcajadas de la audiencia. La viuda de Carlos Fuentes estira las manos, apenas a su altura y le acomoda el galardón.

Franzen se dice afortunado de ser el encargado de abrir el Salón Literario, que desde esta edición estrena el nombre de Carlos Fuentes, para perpetuar el homenaje al fallecido escritor, explica Padilla López.

A partir de esta edición, quien abra el  Salón Literario Carlos Fuentes será acreedor a una medalla. Raúl Padilla López cuelga una en el cuello de Silvia Lemus; se dan un beso por mejilla, algo se dicen con micrófonos apagados y concluyen con abrazo donde no hay contacto de hombros, se aprietan los codos mutuamente.


PARA SABER

En el Salón Literario las letras se vuelcan en charla de los autores. Se fundó en 1993 con la presencia de Gabriel García Márquez.

FRASE:

"Franzen me parece el mejor representante de esa tradición narrativa consolidada en el siglo XIX, que busca adentrarse en los destinos de sus criaturas, no sólo para que el autor y el lector vivan otras vidas, sino para extraer de ellas las ilusiones y los desvaríos de su época".

Jorge Volpi, presentador.

EL INFORMADOR / ALEJANDRA PEDROZA